lunes, 25 de abril de 2016

¿Qué fue de Lorca?


Foro sobre Memoria, Identidad y Mundo.
Centro de Estudios Avanzados de la USC (20-4-2016)  
 

María Delgado es especialista en teatro, performance y cine.Investigó la figura de Almodóvar. ¿Quién mejor que una hija de refugiados políticos para indagar en la desaparición de Lorca?

  Basta un ejemplo para que veamos diferencias notables. El funeral de Víctor Jara fue público. Su viuda, Joan Turner, estuvo acompañada por la presidenta Michelle Bachelet. “Un acto de amor por todos nuestros muertos”. Una postura política muy antagónica a la que se dio en España con Federico. Aunque fuera treinta y seis años después del asesinato del cantautor chileno.

   Al autor de La Casa de Bernarda Alba lo mataron un mes después del inicio de la Guerra. Fue un 18 de agosto a primera hora de la mañana entre Víznar y Alfacar.  Compartió último destino con el maestro cojo Dióscoro Galindo González y dos banderilleros anarquistas, conocidos como Francisco Galadí Melgar y Joaquín Arcollas Cabezas.  Supuestamente, todos estos paseados fueron aniquilados por las Escuadras Negras. Alguien declaró que estaban en una “zanja estrecha uno encima del otro al pie de un olivo.” Lorca se convertía, en palabras de Dalí, en “el más simbólico de todos los muertos.”

   En 1940 la familia de Lorca se hizo con un certificado de defunción. En el motivo del deceso se leía “por heridas producidas por hecho de guerra”. Como si se tratase de una víctima inevitable de un conflicto fratricida que dejó 400000 muertos.  Aunque ya se sabía que no fuera por una bala perdida en la batalla.

   El Franquismo conmemoró sus propios muertos con pompa y ceremonia en El Valle de los Caídos.  Pero tras el pacto con Eisenhower en 1953 el Régimen pulió su imagen internacional. Al hacer públicas las fotografías de Franco de vacaciones se quiso instaurar la imagen de un “gobernante benévolo”. Videla y Pinochet admiraron al ferrolano e imitaron ese modelo. “Pero solo hubo más desapariciones que aquí en Camboya”. Se vendía la aquitectura, los toros… Se consiguió que los turistas pasasen de 1 millón en 1950 a 30 en 1975.   Manuel Fraga, ministro de turismo entre 1962 y 69, fue el que potenció la campaña “Spain is diferent”. Quiso marginar el monográfico de Gibson.   El hispanista irlandés, nacido tres años después del magnicidio, ya se había convertido en el principal biógrafo de Lorca.  Y es que en los años 50 y 60 los que más indagaron en las circunstancias del crimen fueron principalmente historiadores extranjeros. El norteamericano Agustín Penón hizo hallazgos in situ en los 50 pero no se publicaron hasta los 90 cuando ya había fallecido.

   En 1966 el Diario ABC rescató el caso en su treinta aniversario pero con la intención de absolver toda responsabilidad del Régimen. Durante el Franquismo siempre se quiso despolitizar la muerte de Lorca e incluso silenciar su homosexualidad. El catalán José Luis Vila-San Juan tuvo una visión conciliadora acerca del asesinato.

   En la Transición floreció una política de reconciliación. Todo se selló en la Ley de la Amnistía del 77. No se podía ser juzgado por los crímenes de la Guerra Civil. Tocaba hacer la vista gorda y mirar hacia delante. 

    En este momento se publicaron nuevos estudios sobre la grandeza literaria de Lorca. Se publicó en el 83 Sonetos del Amor Oscuro pero se omitió de forma deliberada el adjetivo del título.

   En Granada se generó una industria lucrativa aprovechando su figura. La casa natal de Fuente Vaqueros abre sus puertas en 1986, medio siglo después de su óbito.

   Al año siguiente TVE coprodujo una miniserie del director Juan Antonio Bardem, que había sido uno de los más censurados durante el franquismo. Se transmite la universalidad de Lorca pero se difuminó su acento andaluz y condición sexual. Su asesinato parece un acto redentor.

   Se adaptan al cine Bodas de Sangre, Carlos Saura en 1981, y La Casa de Bernarda Alba, Mario Camus en el 87, con el claro objetivo de vender la marca Lorca internacionalmente.
   En el 90 emergieron las grietas en el legado sociológico del Franquismo. Los supervivientes crecieron en la cultura del silencio pero los nietos comenzaron a preguntar por el exilio y la represión. Les importaba la memoria histórica de los torturados, encarcelados y asesinados.

   El PP de Aznar (1996-2004) trató de evitar las peticiones de exhumación de cadáveres de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica. El presidente de dicha entidad, Emilio Silva, ya calificaba de “huesos silenciosos” los restos del granadino. En 1998, aniversario del nacimiento de Federico, José María llegó a afirmar “Que nadie saque viejas historias pues la poesía no tiene ideología. España hoy se llama Federico.” El presidente fusionaba amnistía con amnesia.

   A principios de milenio el cine español caía con frecuencia en tintes fantásticos y fantasmagóricos. Así son películas como El Espinazo del Diablo o El Orfanato.

 
  Marta Osorio y Miguel Caballero investigan la muerte.  Lorca ya se había convertido en la cara pública de los desaparecidos. En el ABC se lamentaban de que “afanosos removedores de huesos” siguiesen la búsqueda “de un Santo Grial republicano”. Se hicieron paralelismos con Jesucristo. Con voluntad mística. Nace un Santo Profano. “Bardo Mesiánico” le había llamado Luis Cernuda.
 
   Zapatero introdujo en 2007 la Ley de la Memoria Histórica. Retira los símbolos franquistas de las calles, como la estatua del Generalísimo de Santander en diciembre de 2008.

   Garzón declaró en octubre del 2008 los actos represivos del franquismo como crímenes contra la Humanidad. Quería abrir 19 fosas comunes. Pero el Tribunal Supremo recurrió a la ley de Amnistía del 77 para impedirlo. Miles de personas salieron a manifestarse a favor de las ideas del juez.
   Natalia Junquera cree que mantener el misterio es importante para aquellos que mantienen el control de su herencia de forma hermética. Y que aunque aparezca el cadáver denegaran el permiso para poder exhumarlo. El ABC seguía en sus trece. Había que dejarlo descansar en paz y no montar “un circo lorquiano”.  

   En 2009 hubo una campaña arqueológica pero no dio los frutos esperados. Pero Francisco Carrión, director de la excavación, no se dio por vencido.   Francisco González Arroyo fue uno de los que luchó por una investigación policial concreta para continuar con la búsqueda del cadáver. Le parecía que la primera batida fue “imparcial e incompleta”.
 
 
 
 







  La Junta de Andalucía impuso el silencio. Se cree que aún hay 5500 cuerpos en 86 fosas comunes de Granada y alrededores.

   En 2011 el PSOE publicó un protocolo a seguir en las exhumaciones. “Una nación tiene que entender su pasado para luego poder olvidarlo”. La segunda tentativa, a finales de 2014, también fue infructuosa. Ya no se sabe a ciencia cierta si estará junto al actual Parque García Lorca, en el  Peñón Colorado, el Caracolar…

 
  Se postula que pudo haber alguien que moviera los cadáveres en los días posteriores a la purga. Hipótesis hay muchas. Gibson cree que los nacionalistas pudieron trasladar su cuerpo para borrar las huellas del crimen. Otros que su destino definitivo sería el Valle de los Caídos o la casa de verano de la familia. Incluso se conjetura que lo llevaron a Estados Unidos o a Uruguay, tierra de su amante Enrique Amorim.

   Lo cierto es que transcurridos 80 años aún no se hallaron los restos materiales de Federico García Lorca. Con este misterio detectivesco se impide un proceso de duelo.  Porque como reza el psiquiatra Carlos Castilla del Pino “sólo existimos mientras alguien nos recuerde.”

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