viernes, 15 de abril de 2016

Pazo de Xelmírez

Jornadas de Puertas Abiertas (1 al 7 de febrero 2016)

   Fabiana se encarga de las explicaciones, aunque su mayor devoción sea por el Pórtico de la Gloria. Tan pronto como puede se cobija allí.

   El primer palacio, del siglo X, se ubicó en la Platea de la Justicia, actual Plaza de Platerías, llamado así porque es donde se celebraban los juicios de la ciudad.  Se derrumbó en unas revueltas burguesas del XII.   Luego se reconstruyó a inicios del XII por orden de Xelmírez, gran mecenas de la Catedral Románica, pero de aquello sólo se conserva una mínima parte.

   La fachada del Pazo no es la original; es barroca del XVIII, aunque no lo parezca al estar poco recargada. Fue entonces cuando se incorporó el piso superior sobre los otros dos.

   Las estancias originales son románicas y protogóticas; el protogótico ya no tiene bóvedas de cañón y arcos de medio punto sino bóvedas de crucería y arcos apuntados. El resto son ampliaciones. Como ocurre con la Catedral, el edificio también hubo de salvar un desnivel de unos seis metros.

   El Arco de Medio Punto de la entrada es ajedrezado. Parece inspirarse,como ocurre también con las torres románicas de la Catedral, en la Catedral de Jaca. Tiene dos columnas a la derecha pero no se conservan las del otro costado. El vestíbulo es del siglo XII, por lo que se corresponde a la segunda etapa del Palacio. Tiene dos tramos y bóvedas de crucería.

   El Palacio parece estar adosado a la Catedral pero son estancias diferentes. Antes del XVIII estaban más separados.  Se aprecia bien esta división en La capilla del Pilar, neoclásica del XIX.

   El Salón de Armas es de mediados del XII. Quizá se empleaba para reuniones o audiencias del arzobispado. Las dos naves rectangulares están divididas en cinco tramos separados por cuatro columnas. Tiene bóvedas de arista entre arcos de medio punto. Hay pilastras adosadas a los lados. Capiteles con plasticidad formal se relacionan con los del transepto de la Catedral.

   Hay una chimenea de época medieval, con capiteles de voluta, ahora restaurada . Cuanto más grande más poderío simbolizaba. Por dentro tiene estructura escalonada para que calentase los interiores.  Las ventanas troneras, con forma de embudo, daban una iluminación escasa.
   Ya en piso superior encontramos la Cocina. Es de etapa románica. Su planta es cuadrangular y las bóvedas de medio cañón. Cuenta con una chimenea abovedada de medio punto. Había un pozo que se emplearía como fregadero o vertedero.  Los capiteles muestran similitud con los de la Sala de Armas y el Triforio.  Junto a la cocina hubo una ampliación en época del arzobispado de los Manrique a mediados del XIV. Se trataba de una zona de servicios.

   El Salón Sinodal se ubica justo encima del Salón de Armas. Y la cabecera, zona más presidencial y a su vez más iluminada, sobre el arco de los músicos. Se utilizó como comedor o refectorio. No estaba en el proyecto de Xelmírez. Pertence al arzobispado de Juan Arias, de mediados del XIII. Tiene bóvedas de crucería, siendo alguna más rebajada. En una de ellas pueden apreciarse dos ángeles sujetando al sol. El arquitecto de este espacio fue Pedro Bonet.

   Las ménsulas de este Salón de Ceremonias cuentan escenas del banquete, que era muy protocolario. La primera es un sacerdote que bendice el banquete. También la prueba de los alimentos antes de ser ofrecidos a los comensales. Una figura sostiene lo que los expertos consideran una empanada. Bien podría ser una hogaza. Se distinguen bien las soperas, cuchillos y jarras. Otra ménsula recoge el lavado de manos en una época en la que la gente comía con ellas. Y otra cuando, sentados en la mesa, se cogen las manos.
   Una de las más curiosas es la de los tres ángeles. Casi no se aprecian su piernas. Se hace con el propósito de resaltar torso y cabezas. Como si fuesen emprender a volar. Un truco de perspectiva. Tienen curiosas inscripciones “El hombre fiel será coronado a los cielos”. Y “No haga a los demás lo que no quiere para sí”.

   Hay varias escenas musicales.  A veces los músicos, que estaban en los banquetes, aparecen representados como ángeles. Uno sostiene un frasco de vidrio que representa la divinidad.  Tocan el arpa, flauta, fídula o el organistrum. Aparece grabado por primera vez la linterna.

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