Notas de la conferencia de la profesora Verónica Sierra
en la Facultad de Filosofía de la USC (23-11-2018)
Artículo inédito que aborda las consecuencias de la Guerra Civil en los más pequeños
Hay escasez de
fuentes y está dispersa por muchos países.
Incluso hubo represión de esas fuentes por parte de los vencedores.
Los niños fueron
los grandes olvidados. Colaboraron en la retaguardia, por ejemplo en los
hospitales. El día a día fue un
infierno. Las escuelas cerradas o destruidas, toques de queda, desaparecidos… Hubo colegios que funcionaron durante toda la
contienda pero otros tuvieron que cerrar porque fueron destruidos o porque sus
maestros son llamados al frente o asesinados. Hay profesores que acabaron
aportando cariño a los niños que perdieron a sus padres.
Los libros
escolares y los cuentos servían para transmitir los discursos de cada bando. Se
justificaba el conflicto y servía para crear referentes.
Algunas narraciones
de la escuela acabaron en el frente para motivar a los soldados como estudió
Alejandro Mayordomo.
No fue una guerra
en miniatura. Fue igual de cruel. Las estadísticas franquistas dicen que
140.000 niños murieron pero Salas Larrazábal, Julián Casanova o Santos Juliá
hablan de más de 400.000 incluyendo los nacimientos no productivos.
Un 25% de la
población infantil murió. Se les impedía ser neutrales por ser herederos de las
ideas de sus padres. Fue clave la propaganda para odiar al enemigo: imágenes de
niños heridos, mendigos, ladronzuelos, víctimas… Un buen ejemplo de ello son los folletos con
niños en el bombardeo de Getafe… La niña María Álvarez Vayo, sobrina del ministro
republicano, es evacuada a Praga.
Se fabricaron
juguetes bélicos para familiarizarlos con la triste realidad que tenían que
vivir: muñecos de milicianos, tanques…
Cuando se tomaba
una ciudad desfilaban las Flechas, organización juvenil de la Falange.
Una niña le
escribió al presidente de Socorro Rojo para ofrecer sangre para los heridos. Se
publicó en el periódico Ahora.
Jesús Alonso
Carballés estudió las evacuaciones masivas. Al menos 50.000 sin contar el éxodo
desde Barcelona a Francia. Los niños huérfanos, heridos o enfermos tuvieron
prioridad. Primero van a la comunidad
valenciana. Se crearon colonias, por
ejemplo las Termas Victória en Caldes de
Montbui. También hubo familias que adoptaban niños y se encargaban de
su manutención. Luego, se fueron entre veinte y treinta mil
personas a Francia, unos cinco mil a Bélgica, más de dos mil a URRS, Reino
Unido, Suiza, Dinamarca…
En las colonias se
dibujaba con fines terapéuticos. Escribían artículos en los periódicos
escolares, algunos manuscritos y otros impresos. Cambria House se publicaba mensualmente en Gales.
456 niños se
embarcaron en Burdeos en mayo del 37 y acabaron instalándose en Morelia,
México. La niña Maruja Rodríguez inició
un diario que se interrumpe en el año 43 cuando cierra la escuela y los niños
empiezan a dispersarse. Su intención era
poder algún día entregar ese cuaderno a sus padres. Habla con claridad de un
horario que es casi paramilitar. “La comida es a la española; a las 21 horas
apagan la luz y tocan silencio”. Si no recibían carta desde España los pequeños
estaban preocupados.
De los casi tres
millares que fueron a la URRS muchos vascos y asturianos fueron a Leningrado.
En sus misivas narran el viaje en barco, el trato a bordo, el recibimiento, la
higiene, la alimentación. Esas cartas no llegaron a destino pues fueron
interceptadas por las tropas franquistas para poder reprimir a su familias.
Hubo problemas con
la repatriación. La República se encargó de convencer a los padres para que
evacuasen a sus hijos al extranjero.
Pero luego fue el Caudillo el que se encargó de las repatriaciones. Algunos volvieron antes de finalizar la
Guerra Civil. A veces, volvían los niños y los padres acababan en campos de
concentración franceses. Dos países se
resistieron. De México solo volvieron 61 antes de morir el dictador. De la URRS
volvió un tercio pero no fue hasta 1953 tras morir Stalin.
Ángeles Egido
estudio el robo de los hijos de los presos en las cárceles; muchos de ellos
acababan en hospicios, reformatorios…
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