jueves, 26 de septiembre de 2019

Aciago final


*Presentación de Tú no matarás de Julia Navarro en Cronopios (24-IX-2019)

*Artículo publicado en El Faro de Vigo (14 de octubre)

   Julia quería ser bailarina.Probó con el ballet hasta los diecisiete años.Luego ansió ser física.La maestra desconfiaba “la apruebas por los pelos”.Acabó de escritora tras muchos años en el periodismo.Una catarsis.“Tengo llena mi libreta de ideas.Aún no me llegó la crisis de creatividad”.

   “No escribo novela histórica sino pequeñas historias”. Procura que estén bien contextualizadas. “Indago sobre la condición humana. Es el último gran misterio. A Obama leer novelas le sirvió para conocer mejor al ser humano”.

   Le encantan los escritores rusos de finales del XIX. También construían historias con muchos personajes. “Tolstoi no hace novela histórica pero sabe contar el marco. Ana Karenina solo tiene sentido en ese contexto y en ese lugar. Todos somos hijos del tiempo y de las ciudades”.
   Tú no matarás lo tuvo aparcado un tiempo para escribir Historia de un canalla.  Allí también analizó el peso de la conciencia, que siempre aflora. “Nunca podemos escapar de nosotros mismos”. Conoció a gente como Thomas. Pone el ejemplo de los niños que se suicidan porque no soportan el acoso al que son sometidos en el colegio.

   Perdió su última obra el día que debía llevarla a la editorial. Le aconsejaron que denunciara por si al amigo de lo ajeno se le ocurría publicarla. El policía fue sincero “si no aparece en las primeras cuarenta y ocho o setenta y dos horas olvídese”.

   El título procede de lo que le dice un padre republicano a su hijo al empezar la guerra.“Ningún hombre será el mismo si mata”.Ese pronombre inicial sirve para distanciarse del mandamiento.

   “Suelo dejar finales abiertos para que el lector interprete”. Este desenlace no es feliz.“Es lógico, duro, desgarrador. Mis lectores son combativos y me reclaman eso pero si no fuese así sentiría que los estoy estafando; no habría sido verosímil y se caería la historia. No me gustan los happy end de película americana”.

   “Yo mando en mis personajes. Me gusta que sean como alguien que conocemos, que se puedan tocar. Sé que historia quiero contar. Y sé como va a terminar”.

   Escribe en el ordenador pero la última de las supervisiones la hace en papel. “No terminas nunca de corregir. Nunca quedo satisfecha y pienso que la voy a destrozar.”

   Siempre pisa sobre el siglo XX. “Compruebo alguna fecha pero no tengo que hacer una labor intensa de investigación; busqué que se malcomía en el Madrid de la posguerra, cuanto ganaba un abogado, como era el estraperlo…”

   Las novelas son sus hijos. “Cada una te lleva algo de vida. Son dos o tres años. Cada vez que publico sé que me van a juzgar.Cuando me despido de los personajes siento vacío y melancolía. Ya no le puedo decir lo que tienen que hacer. Con algunos de ellos no me tomaría un café”. 

   Se está preparando una serie sobre Dime quién soy. “Me he peleado con los guionistas. No siento mucho cariño por ellos. Odio la escena de la bañera, con la espumita, la toalla en la cabeza y el pie que sobresale fuera”. Piensa que al no existir en la novela, y menos en una conversación dramática, es un pretexto para sacar a la actriz en cueros. 

“Me reservé por contrato que yo diese el visto bueno a la intérprete”;  quiso que fuese Irene Escolar; “es sólida, con formación cultural y teatral, sensibilidad… Dejo a Amelia en sus brazos”. La escritora se paso dos días por el rodaje.  “Si no se corresponde a la realidad seré la primera crítica. Por mis lectores”.

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