Visita guiada para conocer la flora de la Alameda de Compostela
El botánico Martín
Souto nos explica las especies que habitan en la Alameda santiaguesa. Temática
desconocida para mí más allá de una canción de Álex Ubago. Nuestro histórico
parque se remonta medio milenio tras las donaciones del Conde de Altamira.
Creció a partir de la Carballeira de Santa Susana. Esta iglesia es del XVII
aunque su campanario es doscientos años más reciente. En este robledal, típico
de Galicia y de la cornisa cantábrica, se celebró la feria de ganado desde
inicios del siglo XIX hasta 1971.
El roble es la
especie más común de Galicia aunque cada día hay menos.A algún vanguardista se
le ocurrió que un par de ellos atravesaran la nueva cafetería de diseño que
ocupa el lugar de la antigua churrería.
Algunos otros tienen forma de tenedor o candelebro; esto se debe a que
les cortaban ramas en altura para conseguir leña. Es lo que se conoce como
desmochar. Pero los de la zona del Pombal son mucho más longevos.
El primer árbol que
vemos al cruzar el paso de peatones de Porta Faxeira es una secuoya, especie
que puede llegar a unos cien metros de altura.
Las tres avenidas
que parten de la Estatua de las Marías están segmentadas por dos hileras de
tilos, y camelias. Aunque el primero de frutos redondos es un plátano. Los
bancos que los acompañan fueron fundidos en Sargadelos hace 130 años.
El estanque de
Méndez Núñez, así como la fuente del fondo, se remontan a los años treinta. Está
bordeado por cedros. Tienen hojas duras porque se acostumbraron a aguantar el
frío de la montaña; estos pertenecen a la variedad del Atlas; también hay otras
del Líbano e Himalaya. Los árboles
retorcidos son sóforas, de la familia de las acacias, y las moreras. Casi
dentro del estanque hay una cryptomeria o sugi, que no necesita podarse pues
sufre enanismo.
El tilo plateado es
el más antiguo que se conserva en todo el parque. Los demás fueron replantados.
Se encuentra muy próximo a la iglesia del Pilar. En las proximidades del palco de la música
crecen magnolias de flores blancas.
Y junto a la escalinata de la fuente una
especie que recuerda a mi viejo abeto artificial de Navidad. Se trata de una
araucaria o pino chileno, que florece en áreas frías del Hemisferio Sur. Era
parte de la dieta de los dinosaurios. Hay otro junto al Museo do Pobo
Galego.
Cerca de la estatua
de Pais Lapido hay rododendros. Especie de jardín similar a la azalea que
prolifera en zonas frías y húmedas. En Escocia e Irlanda lo invadieron todo. Allí cerca, junto a un pequeño estanquito,
encontramos helechos que crecen a la sombra. Esta especie de palmeritas también
fueron un manjar de tiempos prehistóricos.
Los
setos podados de lonicera siguen formas geométricas al estilo de los parterres
franceses. Los olmos son un árbol de hoja caduca. Aquí encontramos varios con una enfermedad genética. Por ello crecen en horizontal como si fuesen una sombrilla.
El boj que se
encuentra en las cercanías de Rosalía tiene raquitismo. Por eso sus hojas se
tiñeron de tonos amarillos. Evita Perón plantó un abeto en los paseos de la
Herradura en 1947 cuando era primera dama de Argentina. La Perona está visiblemente inclinado a un costado. Con glamour.
Cerca de la fuente
blanquecina que hay en las cercanías de la estatua de la lechera hay unos
árboles similares a los abetos. Nacen con las ramas hacia abajo, como en
depresión, porque en muchos climas sufren la nieve. También hay un ginkgo, conífera
caducifolia que es habitual en China. Estuvieron a punto de extinguirse pero tienen
gran fortaleza para aguantar contaminación, nevadas… Sus hojas son en forma de
abanico; en otoño tienen tonalidades amarillo limón.
Los eucaliptos
suelen ser desgarbados, con las hojas sólo en la copa. Llegaron a Galicia hace más de un siglo y pueden medir hasta cuarenta metros de altura. El de los enamorados
sufre el ataque de un gorgojo. Se trata de un escarabajo que le roe las hojas.
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