Vivencias de un viaje a la isla canaria en julio de 2006
Recuerdo que a
bordo del Ferry de Fred Olsen sentía un continuo mareo. Y que Nadal perdía
contundentemente contra Federer la final de Wimbledon hasta que se cortó la
emisión.
Los cocineros de
fin de semana parecían primitivos a primera vista. Los apodamos Darwin y
Jesucristo. Nos deleitaron con un exquisito pollo a la brasa y una paella al aire libre. Me desagradó el Clipper, bebida favorita de
dos canariones como Valerón o Kira Miró.Las papas
arrugás son como nuestros tradicionales cachelos pero cocidas en mucha sal,
que se queda adherida a la monda. Forman un tándem perfecto con el mojo
picón. Y para desayunar gofio. Muchos
niños canarios lo conocen desde el biberón.Se trata de una pasta hecha de millo. Se toma con leche y a veces lo
acompañan de azúcar y cacao.
Los isleños acondicionaron
piscinas naturales a las que se accede por escalinatas desde las rocas. Así se mitiga la bravura del mar. Estas playas no conocen la arena. Se
dificulta así la práctica de cualquier deporte y el tranquilo reposo en la
toalla. Al menos para un godo. El
espacio más confortable es el cemento, cálido por el sol, en el puerto de
Estaca.
El hotel más
pequeño del mundo, atestiguado por el libro Guiness de los récords está
emplazado en la costa en un saliente de los acantilados. Su minimalismo atrae
a turistas hasta el mes de octubre.
El mirador de El
Pinar no va más allá de lo bucólico y pastoril. El Lagartorio son cuatro
vidrieras de bichos aletargados. El poblado de Guinea representa viviendas de
diversas épocas históricas.
El Camino de Jinama
es un continuo trasiego ladera abajo con piso irregular hasta llegar al pueblo
de Frontera. El malgareo era una
práctica habitual. Se trata de una crítica social a base de rimas, generalmente
lanzada por gente con facilidad para camuflar su voz, hacia una persona importante;
si el afectado se enteraba y subía en busca de venganza un cómplice del primero
le avisaría por medio de silbidos para que emprendiese la huida.
Nuestra segunda
ruta fue menos dolorosa para los tobillos por ser menos escarpada y haber menos
guijarros por el suelo. A medio camino
nos desviamos unos metros para contemplar y retratar el Árbol Garoé. La leyenda
cuenta que la princesa Guarazoca traicionó a su pueblo por amor al contarle a
su amado conquistador el secreto del árbol.
Los españoles pensaban antes que no había remedio para solucionar la
sequedad que, por entonces, reinaba en la isla. Parece que el original se
destruyó hacia el 1600 y su recambio actual sólo tiene un siglo de vida. La
clave es que se haya en una zona donde recibe la neblina de los vientos
alisios, fenómeno que se conoce como lluvia horizontal. Al chocar con las ramas
deja caer unas gotitas contra el suelo que se filtran en el terreno y llenan
unas albercas subterráneas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario