lunes, 3 de marzo de 2014

La explosión de Leiva

Concierto de Leiva en la Sala Capitol de Santiago (1-3-2014)

 
   Cinco alfombras persas. Pitillos ajustados. Pañoleta enredada al pie de micro. Se despojó de la cazadora. Velocípedo a la vista.  El sombrero es una extensión más de su cuerpo.  
   Volver a la Sala Capitol y recordar aquel primer “Sold out”. Pereza ya había sacado al mercado dos discos pero el público aún estaba tibio. Entonces comenzó el fenómeno fan.  “Valoro el esfuerzo de coger los ahorrillos y pagar una entrada por ver un show”. Necesitamos música que nos anestesie. Que no se mueran nunca los cantantes. Cada momento tiene que ser especial.
   Sería estúpido renegar de una década de tu vida. Las raíces de José  Miguel Conejo están anudadas a las de Rubén Pozo. Como lo tienes tú, subidón de metales y percusión, se disfrazó unos compases de Hey you. Quitó el polvo del Windsor.Mariposas de amor por mi tripa. Tras la erótica Animales nos robó la retranca; “estamos un poco excitados” tras la orgía iniciática en el Tormes.
   Cómodo. Protegido por su Leiband.  Bruno es el fichaje de invierno.  Huracán, escondido tras los timbales,es un musculado Jon Bon Jovi. No sólo acariciaron los teclados las yemas de César Pop .“Estoy teniendo un montón de problemas con la guitarra” confesó Leiva mientras afinaba su juguete nuevo. Le gritaron “¡Indio!”  ¿Por qué iba a molestarle? Que todo el Calderón se lo chille.
   Las letras de su segundo álbum sienten. Aún no sé le secó la imaginación. Las canciones tienen una misión terapéutica, te despojas de los demonios, pero a riesgo de quedar demasiado expuesto. Pólvora ajusta Las cuentas. ¡Cuánto dolor. Cuánta nostalgia! Un collage de cornadas.
   Probó los límites de elasticidad de sus canillas durante Mi mejor versión. Los teléfonos volaron al unísono Afuera en la ciudad de la lluvia. Como palomas. Mirada Perdida, tema que de no ser por Carlos Raya se hubiera despojado de la mochila, empezó cañera y murió con distorsión.
   Tras noventa minutos de juego llegaron los bises. Un vis a vis con nosotros. Desnudo. Los focos lo buscaron.  El epitafio fue un tributo al algecireño llorado entre dos continentes.

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