lunes, 17 de febrero de 2014

Maná en Concierto

Santiago de Compostela, Monte del Gozo  (22-6-2007)

   Lleno hasta la bandera. Casi treinta mil personas abarrotaban el recinto del Monte del Gozo, ciudad de vacaciones.   Así, al más puro estilo de las verbenas tradicionales se montaron “tenderetes de quita y pon” para ofrecer helados, bocadillos o churros. Y los que tenían la suerte de tener un bar allí improvisaban sobre un cartón: “Damos cenas antes y después del concierto”. ¡Haciendo el agosto!
   Los adolescentes ya estaban prestos y con las caras pintadas cuando abrieron puertas cuatro horas antes del concierto. Para matar el rato una partidita de cartas, bocatas de chorizo, cerveza en abundancia, sentarse y levantarse para desentumecer las piernas y mucha paciencia. ¿Cuánto queda?
   No cualquier grupo se puede permitir entretener más de dos horas y media, tocar unos veinte temas y dejar fuera singles como Ángel de amor o Hechicera. Hubo hueco para sus letras menos comerciales como Reloj Cucú, dedicada a los papás que están muy lejos, o Me vale, canto contrario a la crítica por las apariencias.
   Malas predicciones, incluso se especuló que podrían cancelar el espectáculo, pero el único chaparrón que cayó fue el que procedía de lo alto del escenario para ambientar No ha parado de llover. Luego, botaron bocanadas de fuego y los fans de las primeras filas sintieron sudores en la frente. ¡Tranquilos no se os ha quemado el flequillo! Si ya en el 2000 sorprendieran lanzando balones a la grada de Sar, en esta ocasión la puesta en escena fue mucho más espectacular; súbita aparición enmascarados con calaveras, videoclips de muchas de las canciones, la batería pivotaba en una plataforma rotatoria…
   Escogieron una chiquilla rubia de las primeras filas para dedicarle expresamente alguna baladita.  Se retiraron los graves para crear un atmósfera más íntima. La invitaron a una copa y acomodaron en un sofá rojo con silueta de labio; Lo que necesitas es amor. Algunas risas por el descaro de los piropos de Fher. Algún silbido por ser oriunda de A Coruña.
   Además de cantar al amor y a sus sufrimientos lanzaron proclamas sobre temas sociales. Hablaron de la lucha de los deprimidos para que valoren su propia vida, recordaron a los niños de la calle, defendieron los derechos de los latinos, criticaron la conquista española en América…
Además se documentaron sobre la tierra que visitaban: “Sé que esta es una de esas ciudades con peregrinos” apuntó Sergio. Y buscaron paralelismos con su México; “en Guadalajara la sed se colma con tequila, aquí con orujo .”
   Álex, que también se puso al micro dos veces, llegó a entretener diez minutos al respetable con su sólo, con un pequeño impasse para tomarse una Coronita que le cayó fresquita del cielo. No dejó de sonreír a cámara y fueron tres las ocasiones que sus brazos tatuados lanzaron las banquetas al aire. Juan Calleros, impasible al bajo, fue definido perfectamente por Fher. “No le gusta hablar, sólo tocar”.
   Como si se tratase de un truco de magia se despidieron uno a uno introduciéndose en un maletón que los conducía a las profundidades; algunos saludaron con el pulgar alzado. Guiño a Terminator.  Además del cuarteto, también dijeron adiós otro guitarra, un percusionista y un teclado, los músicos invitados.
   Vaho en los buses, automóviles en fila india y mareas humanas caminando por San Lázaro. ¡Lástima el Compos aún no ha vuelto a primera! 

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