jueves, 2 de enero de 2014

Treinta y dos antes que diez

Barcelona 1-2 Real Madrid (Alexis; Khedira y Cristiano)
21 abril de 2012, Jornada 35 de la Liga

Undécima cita de los técnicos en los Clásicos. Nervios e imprecisiones. Al cuarto de hora Di María ejecutó un corner, Pepe ganó el salto a su compatriota Adriano y Valdés no pudo hacerse con la pelota. Puyol se preocupó más por fijar a su oponente que en despejar y Khedira le robó la cartera. Sami, para muchos la oveja negra del once, tenía que golear así. El juez de línea corrió presto a media cancha. No hay constancia de ningún acertante del verdugo del record de Toshack. Mou tenía la partida a su gusto.Sólo un susto;la brújula de Messi encontró a Xavi, papeles cambiados,pero el egarense no amargó al capitán de la Roja. Bien replegados, Xabi era más músculo que cerebro.Muy disciplinados hoy los cuestionados laterales del Madrid aunque a Arbeloa le exigieron más.

El Barça se entonó en la segunda mitad y triangulaba cerca de la media luna. Los visitantes achicaban agua y no conseguían armar contras. Iniesta pisó a Pepe. Los pájaros se tiran a las escopetas. Ni perdones ni exageraciones desmesuradas. Madridistas caían como bolos para desquiciar al rival. El láser se convirtió en la amenaza de Iker hasta que Xavi probó de media distancia. Epitafio de un genio sin lámpara, preámbulo del empate. Tello marró la enésima ocasión pero tras varias carambolas Alexis la metía en la jaula.

La grada se las prometía felices pero Özil sacó el tiralíneas y dejó a Ronaldo sólo ante Valdés al que batió con suma facilidad en su media salida. Piña de liberación, macedonia de tranquilidad. Y con veinte minutos por delante todo quedó visto para sentencia. El fluir del tiempo es inexorable, cruel para los ansiosos culés. Alves, un Filípides desquiciado, dejó a Cristiano dándose revolcones junto al escudo del Barça tras un plantillazo. Un portero gateaba para perder tiempo, el otro, bien presionado, se veía obligado a despejar. Granero cumplió su cometido de dormir el partido y cortar de raíz cualquier contra. Los merengues no sufrieron agobios y hasta pudieron hacer sangre a la contra.



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