martes, 28 de enero de 2014

Perlas belgas

Un paseo por Brujas y Gante 

   En los tiempos de Jan Van Eyck,a comienzos del XV,Brujas era la capital financiera del mundo. Hoy las herraduras de los caballos taconean sobre los adoquines. Encajes en los escaparates. La patata frita está tan arraigada en su gastronomía que cuenta con un museo propio.También hay exposiciones permanentes de Dalí y Picasso. Como en casa.

   Manifestación y tamborada gay en la plaza Markt. En plena perfomance se desploman al suelo como si hubiesen muerto. El carrillón de la torre Belfort respeta el silencio. Las mañanas de los sábados, mercado de verduras; no faltan pollos asados y comida china.

   Cae la noche. Junto al molino de Sint Janhuis, bajo carpa, hay concierto de rockeros barbados con tripa. Me tira más dar unas pataditas con unos críos en un campo de hierba artificial. Mi chut se envenena con el bote y ameriza en el canal Ringvaart. Me acerco a la orilla y comienzo a desvestirme. La niña con más tino me grita “It´s dangerous”.Dudo mientras Wilson flota sin control. El dueño de la pelota, enfurruñado, me pide explicaciones. No soy un héroe. Me rindo. Doy mi yogurt como ofrenda.  Me miran mal y me voy.
  Una locomotora me apea en Gante. Las sillas de los feligreses de San Bavón son de cafetería. Suena una virguería.El cartel indica “No molestar al organista”. Pues no aplaudo.

   Un canalón fronterizo divide la fachada renacentista del Ayuntamiento de la flamígera. Un cañón de doce tonaledas, Margarita la loca, descansa pese a no haber trabajado nunca. Al este, Portus Ganda, zona tranquila de recreo donde los barcos ya son magnos.








   El museo de la tortura ocupa el Castillo de los Condes. Arcabuces y fusiles de cuerda. Vengo en son de paz. Un mandoble de mi altura no impide que clave mi pica en Flandes.


  Paradójico que el emperador que nació en un excusado de Gante sólo posea una estatua en el apartado barrio de Prisenhof. Resquemor hacia el rey que humilló a los revoltosos de su ciudad colgándoles una soga al cuello. Sauces tristes lloran junto al río Lieve.


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