jueves, 21 de junio de 2018

Egeria de Gallaecia



*Conferencia de Eduardo López Pereira en la Sede A Fundación
 sobre la peregrinación de Egeria (19-VI-2018)

*Publicado en El Faro de Vigo (25 de junio)

   Eduardo López Pereira, catedrático de Trasalba, nos acerca a la biografía de un personaje enigmático. Algo olvidado. Pese a todo le dedicaron un sello en 1984, a los 1600 años de su desaparición.  Luis Seoane pensó en ella para una de las dieciocho jarras que pintó para Sargadelos.  También bautizaron con su nombre a una cerveza berciana y un grupo de mujeres de música sacra. Cristina Morató, escritora y reportera de viajes, no comprende que carezca de un monumento en su honor.  Luis Menéndez realizó un documental sobre el “primer viaje de sacrificio y peregrinación de la historia”.
   Sabemos que el 16 diciembre del 383 estaba en el Monte Sinaí. Subió en burro, salvo las partes más escarpadas que debía ir a pie. El manuscrito donde empieza el relato del viaje se ha perdido pero se ha constatado que partió en el 381.  Los últimos folios tampoco llegaron hasta nosotros. Recorrió Siria, Palestina y llegó a Constantinopla donde afirma “estoy un poco mal”; se cree que pudo fallecer allí en el 384.   Por esas fechas Prisciliano era ejecutado en Tréveris.
   No es un viaje de turismo sino de sacrificio. Va por devoción. Tenía como costumbre tras llegar a destino cada jornada cantar salmos, leer el Deuteronomio…  La razón por la que la gente empieza a peregrinar a Jerusalén es por el hallazgo de la Cruz de Cristo.   San Jerónimo está harto de estas aglomeraciones y no comparte el afán de lujo de muchos romeros. Flacila, mujer del emperador, o Serena fueron otras  mujeres que viajaron hasta allí.

   Se ha especulado mucho sobre su origen.  Se lo disputan los italianos, aquitanos e hispanos. Estos son los indicios. Hidacio, obispo de Chaves que nació en Xinzo, afirma en el siglo V que Egeria es “del extremo del universo”  Valerio del Bierzo comenta en el VII que ella procede “del extremo del mar occidental”. San Rosendo,fundador del Monasterio de Celanova en el X, donó muchos libros, entre ellos el de Egeria. 

   Sabemos  con seguridad que procedía de Gallaecia, una de las cinco provincias romanas. Pero este territorio llegaba hasta Porto y casi a Salamanca y Calahorra.  Posiblemente nació en Astorga, capital de Gallaecia, pues era una gran centro cultural. “Es mi idea de aproximación”.

   Egeria conoció a Teodosio, emperador del 379 al 395. El mandatario nació en Coca, la actual Segovia. En la frontera con Persia él le proporciona un ejército para que no sufra peligros. Desde Tebaida a Pelusio, en Egipto, renunció a la protección de los soldados por ser zona pacífica.

   Era algo más que una monja. Se la define como sanctimonialis. Una mujer consagrada a Dios. Además aún no había monasterios en Gallaecia. Si no fuera una personalidad no la hubiesen recibido varios obispos en las ciudades que visitó, entre ellos el de Edessa en el sureste de Anatolia. Sabía latín y algunas nociones de griego. Llevaba la Biblia y oraba. Sabía leer y escribir, algo excepcional en su tiempo.  Describió sus peripecias en el Itinerarium ad Loca Sancta.
   Procedía de la alta alcurnia. Es adinerada y aristocrática. Crítica,curiosa y de espíritu inquieto. “No vimos la Estatua de Sal por ningún lugar”.Describe la Semana Santa de Israel, “que es casi igual a la que se hace ahora”.  Cuenta una curiosa anécdota. Un feligrés que iba a besar la Cruz le dio un mordisco al sagrado madero. Por eso desde aquella están más atentos los diáconos.

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