viernes, 18 de noviembre de 2016

Botafumeiro


Lunes del Ateneo (7-11-2016)
Con los profesores Julio Vázquez y Ricardo Vázquez López

Fotos:Santiago Turismo...

   A finales del XV ya hay descripciones de viajeros. Lo ven como una curiosidad.Llegando al Romanticismo hay atracción por esa antigualla. Ramón Gil Rey, miembro de la Academia Científica Literaria de Compostela,  intenta descubrir sus orígenes.



   El primer estudio riguroso fue de Antonio Neira de Mosquera en 1852. Pero es un personaje pintoresco. Mezcla historia, tradiciones, leyendas y fantasía. Lo publica en la revista madrileña Semanario Pintoresco Español. Él supone que el botafumeiro se remontaría a los orígenes de las peregrinaciones, es decir, el siglo IX. Creyó que Víctor Hugo le dedicó unos cariñosos versos en Los Orientales. Pero el profesor de Arte Julio Vázquez ha constatado que,en realidad,son un añadido de Jacinto de Salas que había hecho la traducción.Filgueira Valverde ya fue consciente de que Mosquera no buceó en el original en francés pues allí no aparecía ninguna referencia.


   Pasados 30 años el incensario volátil ya era archiconocido.  En 1881 el archivero José Villaamil y Castro descubrió un valioso documento que cede inmediatamente a López Ferreiro,quien lo hace público en 1909.  Una descripción de objetos y tesoros de la Catedral datada en 1426.

   Hay autores que piensan que pudo nacer en tiempos de Xelmírez.  Otros lo retrotraen dos siglos hasta le época de Berenguel de Landoira. Este arzobispo de origen francés  mandó construir en 1322 el busto relicario de Santiago Alfeo. Es de plata repujada con la cara esmaltada.  Y, no antes de 1398, se añadió a posteriori  la pedrería y los camafeos.



















   Una nota de El Códice Calixtino ya habla de un “incensario de plata corriendo por poleas, suspendido de cuerdas y lleno de carbones encendidos y portando incienso”.

   El arzobispo de origen hispalense Lope de Mendoza ejerce en la primera mitad del XV. Con su capilla funeraria buscó la fama póstuma. En sus días, se puso en marcha según López Alsina el primer Año Santo Compostelano en 1428 que imitaba al romano. Se cree que las gestiones se iniciaron cinco años antes cuando el 25 de julio coincidió en domingo. El cimborrio gótico estaba en obras lo que favorecería la experimentación con el botafumeiro. Su uso era para solemnizar las procesiones dentro de la Catedral en las mayores festividades. Nada que ver con la purificación del ambiente, idea fantasiosa que propusiera Neira de Mosquera que muchos adoptaron.
   No hay precedentes documentados en ninguna parte del mundo. Jamás. Hubo el deseo y luego la experimentación. Es único por su tamaño, 160 centímetros y unos 60 kilos cuando está vacío, y por lo complejo de su mecanismo.  Fue imitado en catedrales como la de Zamora, Tui, 19 metros de altura, y Ourense, 18.  Pero en los demás emplazamientos desapareció. Se tira con cuerdas de unos 4´5 cm de diámetro y más 20 metros de longitud. La angulación máxima es de 83 u 85 grados. El tirón acompasado es de entre 80 cm y 1 metro. Estos datos científicos los aporta el humilde físico Ricardo Vázquez. Xosé Ramón Posa Estévez se enorgullece de haber sido tiraboleiro reserva en alguna ocasión.

   Hay constancia de dos accidentes, además de otros menores,en los que el incensario rozó las bóvedas dejando caer carbón.Esto se explica porque con total seguridad al principio se trataría de un gran caldero abierto tipo marmita. Las posteriores innovaciones fueron solo estéticas.

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