martes, 25 de octubre de 2016

fugaces



  Aún no había amanecido. Compostela en negro y sombra. Sus amigos se esfumaron de repente. Dejándonos completamente solos. Juntos.

   Caminamos entre los charcos. El paraguas por cielo.Vimos siluetas que no nos intimidaron. Mis ojos eran del mismo color que los suyos.

   Su cuerpo estaba fibroso. Bonito y natural. De hacer piruetas cabeza abajo en el rocódromo. La conversación era fluida. Me cuesta disfrutar del silencio. Ahora la menta es nuestra fragancia.


   Subimos los dieciocho peldaños. Quintana de Vivos. Nos miramos. Unos ancianos músicos compusieron la música adecuada. Afinados.

2 comentarios:

  1. Encántame, parece que despois de ler queda un recendo a menta fresca, un sorriso e unha canción que se escoita ao lonxe...

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  2. nadie me había dicho que mi ficción evoca una realidad. Me siento como los de Novedades Carminha que hacen canciones para que la gente las escuche al hacer el amor!

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