miércoles, 13 de mayo de 2015

Rebeldes y pioneros

Análisis del arte contemporáneo desde la innovación de Picasso y Duchamp.
Artículo publicado en versión reducida en El Faro de Vigo (13-5-2015)


   Piezas hechas con estiércol, cuadros a base de Barrantes o un vaso de agua medio vacío a veinte mil euros. ¿Una feria de vanidades? ¿Un fraude? Estrella de Diego rompe una lanza en favor del arte contemporáneo. Muestra hastío hacia Murillo y el éxito de los impresionistas. Exige un cambio de paradigma. Ahora, frente a la tradicional contemplación, se  demanda un análisis. El artista pretende sacudirnos, crisparnos, causarnos estupor, jugar con malentendidos… 

   Picasso resquebraja el arte tradicional en 1907 con Las señoritas de Avignon.Tenía pretensión de trascender. Hizo estudios preparatorios. En algunos bocetos incluso había figuras masculinas. Las prostitutas recuerdan a las esculturas ibéricas. El pintor coleccionaba objetos exóticos y visitaba el Museo Etnográfico de Trocadero. Este cuadro, de dimensiones cuadradas, es único en su trayectoria. «Nos quiere dar a beber queroseno después de llenarnos la boca de estopa» dijo Braque. Tras estar diez años recogido, el modisto Jacques Doucet compró el lienzo en 1921; la vanguardia dominante era ya el surrealismo. Pidió rebaja por ser un cuadro feo. Le asesoraba André Bretón, agitador cultural, a quien le interesaba aliarse con un ya rico y poderoso Picasso.

   Picasso pintara a Gertrude Stein. La estadounidense escribió líneas fascinantes sobre el malagueño. Cuando vio su cara máscara afirmó “No me parezco en nada”. “Ya te parecerás”.

   Entre las rarezas de Pablo Picasso tenemos pinturas de objetos encontrados, como una rejilla, o el collage de periódicos que parodiaba la forma de colocar la prensa en los kioscos. 
 

   Marcel Duchamp fue un artista que llegó a presentarse a un concurso donde él ejercía de jurado. Un agitador que adoptó el roll de mujer; se sacó de la manga a Rose Sérlavy tras unas fotos de Man Ray. Un artista extravagante que se hizo una tonsura con forma de estrella.






   Llega a Nueva York, aún“ciudad mocha” sin rascacielos,cuando predominaba la pintura realista e impresionista. La Fuente parece una tomadura de pelo. Pero se le ocurrió a él en 1917. Firmó el urinario como R. Mutt, que sería como decir Roca en España. “Arte es lo que el artista dice que es arte”. Detrás de algo banal había un plan complejo. No era una ocurrencia aislada.

   En Gran Vidrio“el azar acabó la obra”cuando se rompió el cristal.Así se saltaba la histórica autoría de las obras. Se le ocurrió fotografiar la parte trasera de ese cuadro, un criadero de polvo.

   Su Museo Portátil es una broma a la institucionalización del arte. Puso bigotes y perilla a una postal de La Mona Lisa y, confrontándola con el espectador, la convirtió en icono de la baja cultura. La llamó L.H.O.O.Q. “Ella tiene el culo caliente”. Volvió a la original y la tituló Gioconda rasurada. Se convirtió en un icono del pop art en los sesenta. Incluso le pusieron un chupa chups.

   Duchamp hizo ruedas de bici, un botellero a partir de un objeto encontrado…  Es el autor del inquietante Desnudo bajando una escalera tras estudiar las fotografías de Jules Marey. Posee la idea de movimiento heroico de los futuristas. Despertó muchas bromas. No era un buen pintor y, como artista de estrategia, se decantó por el ajedrez.  Recuerden su transgresiva instantánea en plena partida con la escritora de segunda fila Eve Babitz completamente desnuda.

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