'El entorno y la comunicación en el deporte de elite. Todo lo que rodea a lo que sucede en la cancha'
Se formó un
corrillo en el aula diez. El estratega Moncho Fernández hablaba distendido de
su amor por el ajedrez. Su favorito, Capablanca. “El cubano era un genio muy
vago, a lo Mágico González”. El Alquimista rápido volvió al parqué.“Xabi
Pascual y Sito lo hacen muy bien en los tiempos muertos”. Con quince minutos de
retraso comenzó a hablar José Luis Mateo. El director general del Obra hizo
currículum en Granada, Cajasol y Lucentum. Fundamentales fueron sus años en la
revista Gigantes donde hizo contactos
con dirigentes, entrenadores y jugadores.
"Tratamos de
conocer el ambiente familiar de los deportistas que fichamos pues le vas a exigir
un rendimiento deportivo en situaciones de presión”. Guti tomó dos años
antidepresivos tras romper con Arancha
de Benito sin que en su club lo supieran. Carlos Jiménez estaba triste la
primera vez que lo convocó Lolo Sainz.
Echaba de menos los huevos fritos de su madre.
Cada eslabón de un
club tiene su función específica. El delegado es la figura que está entre el
entrenador y los jugadores. Ha de conocer el vestuario, tener don de gentes,
ser un hombre de club y saber gestionar la información pues no es positivo
informar de todo lo que se sabe.
Los entrenadores
ayudantes han de tener una relación de tutorización con la plantilla. En el
Obradoiro Víctor Pérez se encarga de los jugadores interiores y Gonzalo Rodríguez de los
exteriores.
El padrino es el
jugador veterano que ejerce una labor adicional. Junyent renovó con treinta y
siete años y ahora Chagoyen, “que no juega veinte minutos por partido” adquirió
ese roll.
Disfruta con las
biografías de grandes deportistas. Haile Gebreselassie entrenaba en un centro
de alto rendimiento holandés y solía regalar todo lo que ganaba en los
meetings. Afirmaba que lo hacía por
egoísmo pues “en mi deporte es imprescindible sufrir para no acomodarse”.
Nadal venía de
ganar el campeonato infantil. Su tío Toni le nombró los últimos veinte
campeones y el manacorí sólo conocía a Bruguera y Corretja. Percibió que
quedaba mucho camino.
Álex Corretja perdía en un partido
contra su hermano. Rabioso gritó“Me está ganando este mierdas”.Inmediatamente
su padre le impidió seguir jugando por irrespetuoso. Esa anécdota le hizo
madurar.
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