domingo, 26 de octubre de 2025

Postal de muros y flores

*UN PASEO POR MENORCA, LA ISLA DE LA CALMA


    Demasiado fresco hoy para poder disfrutar de la Cala en Porter. Mejora sus prestaciones con la vista desde las escaleras. 


 

   La Cova d´en Xoroi combina los cócteles para los guiris con las vistas del oleaje. Veo claramente una cara en esa roca negra cincelada por la mar.

   En Binibeca están un poco saturaditos de los turistas. Hay no pocos carteles implorando silencio. Este blanco poblado de estrechas callejuelas comenzó a construirse en los años 60; hasta las tejas están encaladas. Miedo me dan estas rieras en temporadas de lluvia.



   Jaume II fundó Alaior a inicios del siglo XIV. Bajo la sacristía de la Iglesia de Santa Eulalia hay un clandestino refugio antiaéreo usado en la Guerra Civil.   

 



   En el Monte Toro es el tejado, a más de 350 metros, de la isla más septentrional de las Baleares.  Un mapa del Risk a 360 grados. Los brazos en cruz del gigantesco Cristo sirven para que los fallecidos en el Riff no caigan en el olvido.



Tenía una chincheta clavada en Es Mercadal. Y no me refiero al radar de velocidad del que me advirtieron.  El Molí des Racó no rebajó ni un poquito las altas expectativas. Mucho y bueno.

 

   En Macarella demuestro con unos niños que aún no perdí toda la agilidad y reflejos como arquero. Para el pícnic no aprovecho la sombra de los pinares sino la que aporta la silla alzada de los socorristas.


   Me falta un pintor retratando ese impresionante sendero natural hacia Cala Turqueta.  La batalla entre algas y medusas es terrorífica.  Y al retorno casi nos devora la noche.


   Uno de los lugares pintorescos del casco antiguo de Ciutadella es la estatua del carnero que porta una bandera de San Juan, fiesta de gran tradición en la ciudad. Para mí más icónica que el caballo salvaje de la rotonda. El obelisco del Born recuerda un triste episodio, el saqueo de un corsario turco en 1588; en la misma plaza está el ayuntamiento, un antiguo alcázar, y el teatro neoclásico.




Por recomendación, cenamos en el Restaurante de Silvia. Es elegante, no es barato pero se paladean los sabores de proximidad y se ve la sutileza de la cocinera en toda la operación

 

La inteligencia artificial nos empuja a todos al crepúsculo de Pont en Gil. Casi tantos móviles como ojos ven mojarse al Sol en el horizonte. No se lo pierden ni las aves.


   Lithica es un vergel a apenas diez minutos en coche. Miradores, piedra y vegetación. Los nenúfares se acuestan en el lago. Marcas de cantería en las paredes. Casi un tablero gigante y vacío de hundir la flota.  Para romper la uniformidad una oquedad que recuerda a la siciliana Oreja de Dionisio.  En el XIX una noria de madera ayudó a mejorar el trabajo en las profundidades en el mismo espacio donde unas mujeres tienen clase de yoga.  Los claustrofóbicos no sufrirán mucho en el laberinto pues asoman las cabezas de los más talluditos.





   Un tercio de la superficie de la isla son áreas talayóticas protegidas. Casi nada. Esta genuina cultura se desarrolló desde el 1600 hasta la conquista romana en el 123 a.C.  Las navetas se llaman así por parecer barcos hundidos con el casco aflorando por arriba.  Un Prestige sin chapapote. La de Tudons tiene trece metros de largo y una cámara funeraria de dos pisos. Cuentan una leyenda, casi biblíca, sobre dos gigantes que luchaban por el amor de una doncella.

Sorprende que el asentamiento de Cala Morell responda más a buscar un promontorio para protegerse que a intencionalidad pesquera. Con más sufrimiento del imaginado me doy el primer chapuzón del viaje, pero no antes que una educada pareja de franceses. 


   El Camí de Cavalls, para humanos y equinos, es un sendero perimetral para bordear Menorca. Casi 200km distribuidos en 20 etapas. Aquí no es un requisito preguntar por tu credo. Esta apuesta por un turismo sosegado y paisajístico es lo que hace especial a la Isla de la Calma.

La bendita protección del litoral nos obliga a hacer algunos kilómetros para llegar al siguiente objetivo. El camino arranca junto a una parcela donde descansa un gorrino. No me parece la alfombra roja propicia, pienso yo, para lucir tus abarcas. El premio, la preciosa y tranquila Cala Pilar, encajonada entre colinas.

   Fornells es la tierra de la caldereta. La Torre de planta circular, de esos 71 años que la isla fue británica, suma ya 200 años de vida bien llevados; servía de protección al Castillo de San Antoni, del que hoy quedan apenas unas ruinas.


   Cruzan con seguridad las cabras a través de la recta y estrecha pista de asfalto. El blanco Faro de Cavallería, punto más septentrional del archipiélago, es casi una capilla que anuncia el fin de tierra firme antes de un desnivel de casi cien metros sobre el mar.  Fue el primero de Menorca y frenó drásticamente los naufragios.


   Los amantes de la naturaleza gozarán en la Albufera de Es Grau. Un ecosistema idílico donde encontrar desde aves acuáticas hasta anguilas, martas o tortugas.


   Mi zona favorita de Mahón, propicia para comprar una ensaimada, es la bajada de la Iglesia del Carmen hacia el Mercado de pescado. Alfonso III, tras liderar la Reconquista de la isla, apoya su espada en tierra junto a la Iglesia de Santa María. No olvides dedicarle un tiempo al Museo de Menorca para entender su singular y glorioso pasado. ¿Para qué servirían las taulas? 


Si tardan media hora en servirte el arroz suele ser buena señal.  Con pato, setas, peras y foie. A bajar la comilona con un paseo por el limpísimo puerto. Funcionan las amenazas de sanción ante las deposiciones de las mascotas. Hasta cuatro islotes sortean los navíos antes de salir al Mediterráneo. Desde el portal de San Roque, único vestigio de la antigua muralla, partía el camino hacia Ciutadella. 


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