viernes, 25 de diciembre de 2015

Rosas y Espinas

Vuelta de la Supercopa de España 2011.  Barça 3-2 Madrid
(en la ida empate en el Bernabéu 2-2)

*Publicado en El Correo Gallego en la sección Tribuna Libre y en La Voz digital



 El Madrid, aprovechando sus piernas frescas, volvió a presionar al borde del área rival. A Piqué le temblaban las piernas en la salida de balón. Abidal, errático el domingo, asumió galones con sus cortes, amagos y zancada elegante. Hacia el minuto quince Messi emuló las diabluras de la fría noche de la manita con un pase de tiralíneas para que Iniesta picara a gol. El espacio entre Casillas y sus zagueros era excesivo.


La respuesta fue instantánea. El ariete francés no culminó una dejada de Khedira. Pero Cristiano, con el cuello erguido, celebró al fin su gol cien como merengue; y metió miedo a Valdés con un misil envenenado al travesaño; es el más potente pero nunca pudo desbordar a un Alves muy contundente. Puyol ha de sentirse orgulloso de Masquerano. El ritmo, a diferencia de los clásicos de primavera, era frenético. El Barça asestó, otra vez, el golpe psicológico al filo del descanso. Messi batió a Iker en vaselina tras una delicatesen de Piqué.

En el vestuario alguien alienó el talento, alguien cortó la flor. El fútbol se volvió tosco. Marcelo dio una coz inexplicable en un salto que tenía ganado. Se abrió la caja de Pandora. Pepe, ya tardaba, se vistió de Mr. Hyde y Ramos, que pudo meter un cabezazo a bocajarro, se ató la cinta de Rambo. Y apareció el nueve de la pretemporada. Benzemá tuvo más hambre que su marcador tras un córner mal botado por Kaká. Prórroga. O no. Carvalho, el mejor de los suyos, se torció el tobillo pero no quiso dejar al equipo con diez. Adriano, objeto de las iras de otros en sus veinte minutos, la puso de fábula y la Pulga engatilló; el héroe del Camp Nou estuvo poco participativo pero superlativo. ¡Cuán distinto lo miman en Argentina! Cuatro de alargue. El Madrid no conseguía acercarse. Marcelo, sumido en una noche aciaga, pagó su impotencia con un niño feliz que estrenaba la camiseta de siempre. Lo que pasó después no es fútbol. Busquen en la página de sucesos.

 

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