domingo, 29 de enero de 2017

Sois leyenda

*Final del Open de Australia
Con los resucitados Roger Federer y Rafa Nadal
El suizo suma su 18º Grand Slam

    Clase de protocolo. Son civilizados, educados y ejemplares. Y visten zapatillas naranjas.No escupen ni dan ruedas de prensa incendiarias. Supieron asumir años ominosos. El máximo vicio del español es gritar cuando golpea. Federer sopla cien velas en Melbourne. Rafa se recuperó de la paliza de Dimitrov con baños de contraste y jugando al parchís.No deja de competir.

   Para empezar el séptimo juego Federer desembala una flamante raqueta. Patrocinador contento. Y fetiche. Primera rotura de servicio. Todo sigue su cauce y set en el bolsillo.
   Hasta el segundo juego de la segunda manga no vimos un deuce.  Nadal pone tierra de por medio.
4-0. Federer maquilla y vuelve a cambiar su bazuca. Pero comete más errores. Y lo paga.
   La obertura del tercer acto fue muy intensa. Casi 10 minutos. Con 3-0 arriba para el helvético el siguiente juego se antojaba como llave. Se lo tomaron muy en serio. Y Rafa puso más peso en la balanza. Federer arriesga más. Consigue más ganadores y barre en aces.  Dejada en la red y se apodera de su segundo set. El reloj aún no ha dado dos vueltas. 6-1 y casi sin sudar.
   A remar. El isleño coloca sus botellas exactamente como debe. En el cuarto juego vemos su semblante más cabizbajo. Falla Federer a placer en la red y luego hizo una caña. Ahora maldice el suizo. Nadal coge ánimos y rompe el servicio. 3-1. Al siguiente juego Federer pide un Ojo de Halcón cuando la bola se posara claramente hacia el pasillo de dobles. Extraña apuesta. Nadal cierra con el punto de mayor exhibición del partido. Paridad. Se reparten 220 puntos a pachas.


   Al empezar la mano definitiva Federer pide atención médica. Psicología. Nadal no se descentra. Toma dos geles y estira piernas. Dos cero.














   Excremento de pájaro a los pies del manacorí. Mal presagio. El recogepelotas de visera verde saharaui limpia la patena. Break de vuelta de Roger y juego en blanco finiquitado con un ace en segundo servicio.Se le despeja el firmamento.Y el público lo aúpa en volandas.

El intercambio de 26 golpes es oro, incienso y mirra. Federer sirve para ganar.  Y el partido muere con una oda a la tecnología. En el Villamarín había hoy menos ordenadores.Volvió a Llorar.Como un niño.Como en 2009.

18 Grandes sobre sus brazos. El revés más vistoso del tenis mundial vuelve al top ten. El bombardero Ljubiciv se abraza con la familia helvética y casi pierde un ojo. Roger abandonó el Rod Laver Arena y agradeció el apoyo de sus fieles en la cancha anexa. Nadal, nadie pierde como tú. Ninguno gana con más casta.  

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