*Final del Open de Australia
Con los resucitados Roger Federer y Rafa Nadal
El suizo suma su 18º Grand Slam
Clase de
protocolo. Son civilizados, educados y ejemplares. Y visten zapatillas naranjas.No
escupen ni dan ruedas de prensa incendiarias. Supieron asumir años ominosos. El
máximo vicio del español es gritar cuando golpea. Federer sopla cien velas en
Melbourne. Rafa se recuperó de la paliza de Dimitrov con baños de contraste y jugando
al parchís.No deja de competir.
Para empezar el séptimo
juego Federer desembala una flamante raqueta. Patrocinador contento. Y fetiche.
Primera rotura de servicio. Todo sigue su cauce y set en el bolsillo.
Hasta el segundo juego de la segunda
manga no vimos un deuce. Nadal pone tierra de por medio.
4-0. Federer maquilla
y vuelve a cambiar su bazuca. Pero
comete más errores. Y lo paga.
La obertura del
tercer acto fue muy intensa. Casi 10 minutos. Con 3-0 arriba para el helvético
el siguiente juego se antojaba como llave. Se lo tomaron muy en serio. Y Rafa
puso más peso en la balanza. Federer arriesga más. Consigue más ganadores y
barre en aces. Dejada en la red y se apodera de su segundo
set. El reloj aún no ha dado dos vueltas. 6-1 y casi sin sudar.
A remar. El isleño
coloca sus botellas exactamente como debe. En el cuarto juego vemos su semblante
más cabizbajo. Falla Federer a placer en la red y luego hizo una caña. Ahora
maldice el suizo. Nadal coge ánimos y rompe el servicio. 3-1. Al siguiente juego
Federer pide un Ojo de Halcón cuando la bola se posara claramente hacia el
pasillo de dobles. Extraña apuesta. Nadal cierra con el punto de mayor
exhibición del partido. Paridad. Se reparten 220 puntos a pachas.
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