Notas de la conferencia de José Carro Otero
Dentro del Ciclo "¿A dónde vas peregrino?"
que se celebra este verano en el Hostal de los Reyes Católicos
*Versión reducida publicada hoy mismo en El Faro de Vigo
y el 15 de Agosto en La Opinión.
El Apóstol vino a
Santiago dos veces por mar. Una en vida. El pescador del Tiberíades se
convirtió en pescador de almas. Vino a predicar a Hispania. Arribó a Cartagena
y cruzó la Piel de Toro. En Zaragoza
se le apareció la virgen en carne mortal; difiere de otras apariciones
marianas, como Fátima o Lourdes, donde desciende de los cielos. María
convenció al Hijo del Trueno para que tuviese paciencia.Santiago hace brotar
agua horadando en la campiña de Santiaguiño do Monte. En suelo luso suma un
discípulo, Pedro de Rates, y lo consagra como primer obispo de Braga.
Ya muerto lo
trajeron sus discípulos Teodoro y Atanasio en una barca pétrea. En Maia, al norte de Porto, se produjo el
milagro de las conchas. Un caballero que iba a casarse avistó la sagrada navegación
y su corcel enloqueció y se arrojó al mar; no fallecieron. Jinete y caballo
emergieron cubiertos de conchas de vieira. Desde entonces la parte cóncava, como
un mano abierta, pasó a simbolizar la caridad. Llegaron a Iria Flavia y
ascendieron el Ulla a contracorriente. Tuvieron que negociar con la reina Lupa
para poder trasladar el cuerpo hacia el
interior. “No lo inhumaron en un campo de vacas sino en una necrópolis”. Como
un mausoleo. A partir de ahí se hizo un primer estuche, la catedral, y otro
envoltorio, la ciudad de Santiago.
Decir que está aquí
enterrado Prisciliano es una “majadería sin fundamento”. Lo único que comparte
con el apóstol es que fue decapitado. Fue una historia que urdió Sánchez Dragó.
Dijo que aparecieran sus restos en las excavaciones que hizo López Ferreiro en
1879.
La peregrinación a
Compostela se activa tras el hallazgo de la tumba en el Monte Libredón por el
anacoreta Pelayo en el 813. La bula de Calixto II de 1122 le concede el
privilegio jubilar. Decisiva fue la amistad que tenía con el papa y la Casa
de Borgoña el arzobispo Xelmírez.
Roma hubo de
esperar a la de Bonifacio VIII en 1302.Allí los años santos son cada
veinticinco. Los romeros a Compostela siempre tuvieron un reconocimiento mayor
que los que partían a la Ciudad Eterna por su lejanía espacial y la difícil orografía
del Norte de España. “Prefiero ir a Roma cinco veces por mar que una por
tierra a Santiago” dijo el inglés Andrew Boorde en el XVI.
Hubo una
peregrinación improvisada en 1147.Era una expedición militar teñida de
religiosidad. Una flota de trescientos cincuenta navíos que venían de un
encuentro en el Canal de la Mancha tomó abrigo en A Coruña a causa de un
temporal. Los cruzados aprovecharon para venir a Compostela. Los que partieron
antes de nueve días sufrieron naufragios por su imprudencia. Los demás
tuvieron que entrar en el estuario del Duero para examinar sus navíos y
abastecerse de víveres. El obispo Pero Pitoes le comunicó a Alfonso Enríquez la
llegada de los forasteros. Y el monarca aceptó ayudarles a cambio de que
luchasen con sus tropas en la reconquista de Lisboa, que se llevó a cabo con
éxito. Un ensayo para Tierra Santa.
A finales del XV
peregrinó el obispo de Erzican, al noreste de la actual Turquía. Se lo tomó con
calma, siete años entre ida y vuelta. Hizo una parada para visitar en Roma a
Inocencio III.
En 1865 María Pía
de Saboya pretendía ir desde Lisboa a la costa francesa para desde allí desplazarse
al reino de Piamonte. Zarparon en el buque Mindelo, ya de vapor, flanqueado por
dos fragatas. Por las vicisitudes del mal tiempo, la reina consorte de Portugal
se sentía muy mareada. Dos meses atrás había dado a luz a su segundo
hijo. Se trazó un itinerario alternativo
desde Vigo. Así, de incógnito pero con una comitiva de lujo, entra en Santiago
en octubre.
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