sábado, 7 de diciembre de 2013

Lluvia de ilusión

El Obradoiro certifica su permanencia en la Liga Endesa (Mayo 2012)

Largas colas para depositar los paraguas asesinos en una consigna improvisada. No sabrían que a la salida sería la ley de la selva. Al inicio una pájara inquietante. Cero a diez. La precoz antideportiva a Deron desconectó al saltarín del duelo de alta tensión. Pero el pequeño Andrés no se arruga ante los molinos; sus nimias estadísticas nunca reflejan su roll decisivo. Su conexión con el perenne Lasme devolvió la igualdad al electrónico. La primera ventaja fue tras un triple de Ere, actor inesperado que esta noche se aplicó en el rebote defensivo. Claver se quejó de una decisión arbitral y se ganó la antipatía del público que ya se la tenía jurada a los jueces. Corbacho, muñeca caliente, lanzó con éxito dos veces desde el perímetro. Arriba al descanso y encauzando el partido más hacia un ejercicio defensivo que a un intercambio de golpes. Y, como en cada tiempo muerto, continuaba el show publicitario con aroma NBA. Los pasatiempos acreditaron que no es pan comido meter un tiro libre. No hay constancia de que las azafatas anaranjadas se aliasen con el enemigo.Sin mandar al otro barrio a la mujer de Flanders se regalaron camisetas, privilegio antes reservado a los socios; al final también habría expolio.

Claver falló una bandeja que hizo malabarismos en el aro y la grada se volvió a mofar de él. Los locales defendían con casco y convertían su canasta en una trinchera.Valencia presionaba cada saque de fondo de Rodríguez. Angustia al comienzo del cuarto definitivo.De Coló se enchufaba y Lasme se iba al banco tras cometer la cuarta infracción.Cuatro arriba para los che pero la técnica de Ogilvy provocó otro giro de timón. El triplista mallorquín fue, como siempre, infalible en el tiro libre. Aunque Palacio rayó a buen nivel lo de Oriol en el último cuarto fue de traca.Su misión hasta entonces fuera meramente motivacional. Hizo méritos para un busto a la entrada del pabellón. Lleno de casta canalizó todo el juego interior y los flashes de los fotógrafos. La invasión de campo fue civilizada. Se prefirió ondear las bufandas con un Miudiño adicional. El que pudo ser la bestia negra, Caner Medley, acabó tieso de la pierna izquierda y un aficionado le cedió gentilmente un asiento. Ya no había que mirar a Murcia, que tiene todas las papeletas para convertirse de nuevo en nuestra pareja de baile en otro festival de primavera.

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