martes, 13 de agosto de 2013

Inevitable

*Crítica de la película que fue publicada en EL FARO DE VIGO (8 junio 2013)
 y EL CORREO GALLEGO(10 junio 2013).

El I Festival Camino de Santiago liderado por Nazareth Martín reconquistó la película Inevitable, recién exprimida en el Festival de Málaga. Jorge Algora trata una “historia de actores, no de pirotecnia, que mezcla géneros y matices”. Todo aderezado con la música de Berrogüetto.

Situémonos en Compostela años atrás. La ciudad de piedra respira igual que la Arcadia mágica. Un indiano transita por Platerías cabizbajo portando maletas. Otro mozo cierra su paraguas y entra en la Sombrerería Iglesias. Ambos soy yo. No se fijarán. Formo parte del decorado, una sombra que mancha la acción principal. Dos jóvenes se quedan prendados a primera vista . La atracción es mutua pero no se atreven a dar rienda a sus sentimientos. Ella lagrimea pero él no tiene el valor suficiente para ofrecerle su pañuelo. Quizá no se vuelvan a ver en la vida.

Un banquero argentino vive una situación económica desahogada. La muerte de un compañero le hace reflexionar sobre la fugacidad de la vida. La suya es una sucesión de actos rutinarios. Si lo piensas afeitarse y untar mantequilla en una tostada es casi lo mismo. Falta pasión.

Paradójicamente un banco del parque será la catapulta del banquero al mundo de las ilusiones. Un ciego actuará como lazarillo de un hombre desorientado. Su oráculo. Asido a su bastón de orfebrería se pasa la vida recordando con nostalgia capítulos de su vida . Como aquel soldado americano con deficiencia y altas capacidades. “Cualquier pequeño detalle puede cambiar el curso de una vida”. El viejo escritor cree en las casualidades. Cara o ceca. El efecto mariposa.

Una artista seduce al ricachón. Mejor manchar su anillo de compromiso que quedarse con las ganas. Le compra una obra con la propia musa desnuda y se consuma la aventura. La fragua de Vulcano. Ella sólo quiere su plata para huir a Europa y lo abandona. Pero la atracción es inevitable. La observa, la persigue, la acosa. Incluso con el disfraz más ridículo. La ventana indiscreta.

La deriva le lleva a perder el empleo. Es tarde cuando confiesa su mácula en el diván purificador. Su mujer es psicóloga pero no logra enderezarlo. Una deprimida paciente acaba desarmando a la terapeuta. “Todo tiene sentido al final, como una de vaqueros” promete Mabel Rivera.

No hay comentarios:

Publicar un comentario