miércoles, 15 de julio de 2015

Wroclaw, Torun y Gdansk

*Un paseo curioso por estas ciudades polacas

   Wroclaw es Ciudad Europea de la Cultura 2016 al alimón con Donostia. Breslavia es capital de la Baja Silesia. Tierra firme del Barón Rojo, que volaba para el bando alemán en la Gran Guerra.

   Por el lema de mi camiseta un oriundo, con una copa de más, me llama para decirme que trabajó en el puerto de A Coruña y para dar credibilidad se despide con un convincente“¡Carallo!”

   Duendes juegan al escondite y ganan. El recuerdo a la barbarie de Tiananmén es una bici blanca hecha añicos; como si le hubiera pasado aquel tanque por encima.  El Monumento al Transeúnte Anónimo, personas que brotan del subsuelo, critica la ley marcial de 1981.

   En el distrito de los cuatro templos además de San Antonio, La catedral ortodoxa, la sinagoga Bialym Bopcianem y la evangélica conforman la libre arbitrio religiosa. Incluso la Iglesia de Estanislao, Wenceslao y Dorotea lucha por la tolerancia de los pueblos polaco checo, y alemán.

   En Plaza Rynek Aleksander Fredro pasa calor en gabardina. Aprovecho una feria para ponerme al día con la gastronomía local. Bigos y una rebanada con salchicha, pepinillo y cebolla frita. 

  El puente Tumski sobre el Oder está sobrecargado de candados pero un mural próximo critica esta moda pasajera. El Grunwaldzki es un simulacro del Puente de las Cadenas de Budapest.

   Museo Panorama es un canto patriótico. Rememora la batalla de Raclawice,donde el ejército polaco vence en 1794 a los invasores rusos. Su cuadro circular no se expuso durante la Guerra Fría para no generar mayores polémicas.Pero allí mismo hay un monumento sobrecogedor que expresa el resquemor hacia los abusos soviéticos. Se recuerda los 22000 oficiales que fueron asesinados de un tiro en la nuca en poblaciones como Katyn, Miednoje o Charkov. El ángel exterminador ejecuta sin piedad y la Madre Patria,casi plañidera ya, pide explicaciones al cielo.

 

   Llegué en ferrocarril a la estación principal de Torun. Mal hecho. Hube de caminar un par de kilómetros sobre el puente del Wisla para pisar el pueblo del pan de jengibre. Aunque luego vi el otro apeadero más céntrico. Desértico y olvidado. Parece que la guerra acabó ayer. 

 
   Fue fundada por los teutónicos en el XIII. Fue Nicolás Copérnico su ciudadano más universal. Sol omnia regit. Napoleón, caballero de la mano en el pecho, hizo una parada en Torun en junio de 1812 antes de emprender la campaña de Rusia; se hospedó en el Hotel de Varsovie, que hoy se ha convertido en la sede de la Oficina de Correos. El presente de Torun brilla menos.

 
   Von Humboldt fue miembro honorario de la Sociedad de Investigación de Gdansk. La cigüeña posó aquí a Günter Grass y a Schopenhauer cuando aún se conocía como ciudad libre de Dánzing. En la necrópolis de los olvidados reposa gente de variopintas religiones y nacionalidades.

   Grúas, chimeneas rojiblancas y tubos conforman un aspecto fabril. En el dorado estadio, casi un mosaico de láminas de ámbar, España jugó la fase de grupos de su victoriosa Euro 2012.

   El Sindicato Solidaridad levantó en 1980 un monumento que marina cruces y anclas de acero por unos huelguistas asesinados en los astilleros diez años atrás. Como una peli de Kem Loach.

 
 
   El Gran Molino, fundado en el XIV por la Orden Teutónica en un islote del Canal Raduni, abastecía de harina y pan. En su inclinado tejado a dos aguas hay tres hileras de ventanucos de madera; siete arriba, seis en medio y cinco abajo. En la II guerra fue pasto de las llamas, como la  Puerta Grúa. Llegó a levantar mástiles de dos toneladas a veintisiete metros sobre el Motlawa.


   La Puerta Alta da acceso a la calle Dluga.  En su friso los escudos de la ciudad,portado por leones, del país, asido por ángeles, y de Prusia, por el que pugnan dos unicornios. Estufa y manta para cenar en terraza a la vera de la Fuente de Neptuno en pleno junio. El vaho del Báltico.

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