miércoles, 7 de enero de 2015

Vacaciones en el lago

*Un paseo lúdico por Zúrich, Lausana y Ginebra

   Es común cruzarse con judíos en Zürich. En Bahnhof Street seguratas custodian las joyerías. Corbatas de ejecutivo.Los perritos de salchicha blanca, artículo selecto para un turista español, valen 7 francos. Sólo llevan la mitad de pan y así son difíciles de comer.

   La Grossmünster ve fluir las últimas lágrimas del Limmat. La cripta alberga una estatua de Carlomagno. En el lago la nao Don Quijote está amarrada junto al Miami Beach.



 

 
   Por Lausana transcurre una arteria del Camino de flechas amarillas. El Centro Español presume de asistir a inválidos y pensionistas. Pululan indigentes por la Plaza Riponne.

   Rudy Deceliére propone un jardín en la iglesia de Saint François. Son hojas que rozan el suelo. Apenas se nota que están colgadas como marionetas por cables color cobrizo.

 
 
  La Promedade de Vidy y Place de Milan son ejemplos de la ventaja que nos llevan en el equipamiento deportivo de los parques. Unos mozos juegan al pingpong con la cerveza bien asida a la otra mano. Si subes la tela de araña de Montriond verás el vasto Lago Léman. Casi la mar. En el animoso Ouchy un puesto maya vende zapatos hechos a mano con suela de neumático. Almuerzo un menú indio servido en una autocaravana. 

 

   En Ginebra asesinaron a Sisí y se refugió Lenin.La colonia árabe es numerosa; sus mujeres van amantadas y con gafas de sol. Una manifestación se solidariza con Palestina.

   En una explanada hay campos de petanca y una pista de skate. Los patinetes y bicis bajas vuelan al ritmo de rap.  Alrededor florece un mercadillo de baratijas.  Ropa militar, monedas antiguas, artesanía africana en madera, cubertería de plata ya oxidada, cartografía del XIX… Una española debate sobre la coyuntura económica “mi dinero lo administro yo, sino de viejos a plantar a tomates al campo”. Venden bayas de goji orgánico; parecidos a las pasas pero más coloradas, me aclaran unos tenderos andaluces.

 
   En el Barrio Rojo hay una exposición de tricot urbano. En mi restaurante dejan entrar con el can a un cliente habitual. Bob Buckets hace una batucada con objetos de reciclaje. Prohíben nadar en el Léman y que las señoritas paseen sus tacones por el pantalán.



 

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