miércoles, 23 de octubre de 2019

Risas para la foto


*Presentación de INFELICES de Javi Peña
en Cronopios Santiago (9-X-2019)

Conduce el espectáculo Luís Pardo
                                    (foto del facebook de la librería de Alfredo Brañas)

   “Yo ya era rarito de joven. Llevaba el concierto de Leonard Cohen en San Sebastián en el walkman. Leía a Astérix y Tintín.  ¡Quise ser músico pero con estas manos torpes…!”

   “Éramos los insoportables y pedantes de nuestra promoción en la facultad. Discutíamos las cursivas de El viejo y el mar. Competíamos por ver quien era más listo. Creo que hemos mejorado con el tiempo”.

   Es el negro que lleva años haciendo hablar a los políticos. “Allí siempre escribíamos con 2 o 3 adjetivos. Urgente y necesario.  Pensé que iba a acabar hablando como un conselleiro”.Le costó dejar de usar construcciones como “poner en valor”. Cuando comenzó a idear su historia escribía por las noches y en fin de semana. “Cada capítulo me cabía en dos notas del móvil. Lo guardé en secreto durante un tiempo.Sin Ana hubiese tirado la toalla mucho antes. Lo inscribió ella en el registro de la propiedad. Pensé que me dirían que era un tarao por dejar la Xunta”.

   “Anoté todas las editoriales, incluso una que solo publica literatura asiática. Coincidí con un agente en una comida familiar que me puso en contacto con Blackie Books. Antes de ir de vacaciones le entraron las dudas. En septiembre estaba deprimido, empecé a caminar hacia a Silvouta…” Y bromea e hiperboliza con el suicidio.

   “El libro podría llamarse Desengañados. Es lo opuesto a un libro de autoayuda. Mis personajes, jodidos en el presente, miran siempre al pasado y se fijan en las cosas que les han hecho daño.  La literatura no tiene porque ser complaciente”.

   Infelices tiene mucho sexo. “Todo en la vida está relacionado con él, por los menos hasta los cuarenta. No tiene por qué ser explícito. Aquí es sutil y con buen gusto”.

   Está estructurado por cinco personajes que están en distintos lapsus temporales. “Vivimos en una sociedad de mediocres. A la gente con talento se le mira con mala cara”.

   Rudolph parece el triunfador pero es el que más quiere aparentar. “Lo tiene todo, trabajo que mola, liga con las mujeres y, a pesar de ello, no es feliz”.

   Moritz quiere triunfar pero también la aceptación de los demás; “yo era así a los dieciocho años cuando hacía periodismo”.

   Hans, el asesor, es el más tóxico, “el mono que contagia la infelicidad.  No soy yo aunque sea bajito y calvito; no me pasaron las mismas cosas”. Tiene problemas de sociabilización pero no se esfuerza y siempre se justifica.
   Marga es la mejor persona. Tiene cáncer pero es joven y optimista. Se junta con estos tipos porque no sabe estar sola. Está inspirado en Paula, que era la mejor amiga de Javi; falleció el año pasado a consecuencia de esa enfermedad. “Me hizo mejor persona”.

   “La conselleira es la típica con bótox.  Mi mujer es periodista de televisión, como uno de los personajes”.

   “Yo soy un infeliz crónico aún teniendo pareja, trabajo, salud…  Soy escritor porque el psicólogo es muy caro. Esta novela fue un trabajo de psicoanálisis”.  A ver lo que le dura la felicidad y la euforia de su ópera prima. El lector, egoísta, estará más interesado en su nuevo material.

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