*Exposición en la Casa Museo Lope de Vega
La
Italia de Mussolini se decantó más por su lado más frívolo, La niña boba. Se eligió una escenografía
minimalista. En el elenco estaba la española Pilarín Muñoz. Y después de la
II Guerra también hicieron montajes de El perro del hortelano, La dama boba y El
anzuelo de Fenisa, poco conocidos en nuestro país.
Las interpretaciones de Fuenteovejuna fueron paradójicas. Ideologías opuestas, como la Rusia revolucionaria y la Alemania Nazi ,aprovecharon desde
su óptica la rebelión del pueblo contra las injusticias y el uso de la fuerza
contra la opresión. En 1935 se estrenó en Hamburgo con énfasis en los aspectos
violentos. En Gran Bretaña Theatre Union y Unity Theatre representaron Fuenteovejuna,como forma de apoyo a la República española
durante la Guerra Civil
y como crítica a la firma del Acuerdo de no intervención.
Albert Camus, apasionado de los dramáticos
del Siglo de Oro español, versionó El
caballero de Olmedo, obra que para Lorca representaba el mejor Lope,
apostando por una dimensión trágica. Se lleva a cabo en el Castillo del Rey
René, dentro del Festival de Angers en 1957, pues se apuesta por llevar el
teatro a espacios patrimoniales como ya hicieran antes Max Reinhardt o el
propio Lorca.
La misma pieza, ahora
bajo la dirección de Lluís Pascual,
reapareció en el Festival de Avignon de 1992. Destacaba en la escenografía
un inmenso campo de trigo que recordaba a la Castilla del XVII.
En los últimos años hubo más tributos. Laurence
Boswell hizo El perro del Hortelano
para la Royal Shakespeare
Company dentro de una tetralogía dedicada en exclusiva a la escena española.
Quiso resaltar la vertiente más juguetona pero a la par trascendente.
Y el colombiano Omar Porras se encargó de Peribáñez y el Comendador de Ocaña para la Comédie Française
en París, compañía que nunca había representado al Fénix.
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