domingo, 15 de julio de 2018

Dos estrellas


*Crónica de la final del Mundial 2018
Francia 4-2 Croacia
Goles de Mandzukic(p.p.), Griezmann, Pogba y Mbappé;  Perisic y Mandzukic.

Fotos aportadas por el diario El País
   Cantaron la Marsellesa dos días consecutivos. Una plantilla admirable. Sin la magia de Rabiot y Payet. Apartado el tándem Benzema-Valbuena. Descartando la anticipación de Lenglet, que ya borró a Lukaku, las piernas de Kondogbia y los goles de Lacazette. Más que Giroud haría.

   Los bleus empezaron el partido con un botón en su camiseta. Acaban con dos estrellas. Como los optimistas argentinos, a la sombra de Kempes y Maradona, y sus vecinos,los indómitos charrúas. Rakitic y Modric, astros balcánicos que pelean como dos hermanos, se quedaron sin premio. La generación dorada del país eslavo podría ver los partidos de Qatar en una cervecería.

   Los gallos tenían alergia a la pelota. A su tridente del medio le gusta más corregir. Griezmann simuló una falta. Brozovic,llegador reconvertido a pivote,rumiaba la injusticia contra el césped. Lanzó la banana y se arañó en el cepillo de Mandzukic. Pogba bordeaba la zona del radar. Cuarto partido consecutivo que los ajedrezados tenían que escalar un rascacielos.
  Tras un juego circense,Perisic recibe la bola.El trilero la cambió de pierna y voleó.Siempre acomoda el cuerpo para no perforar las nubes.Gloria para el galgo de Split.
   Poco después sacó una mano en su guarida. La hay pero la extremidad se desplomaba. Acción gris. Acudió Pitana por primera vez a los ojos de la cámara. Dudó.  Griezmann menos. Francia sacaba jugo a la inglesa. 
   Salió Croacia a remar. Enérgica aún,con sus tres prórrogas a la espalda,como los espontáneos del Luzhniki.Recuperaba pronto.
Pero Mbappé tenía un carril de tartán a su disposición. Y así se generó el tercero.Asistió a Antoine que se le dio de cara a Pogba.El baobab de origen guineano batió a la segunda con el interior de su zurda.Aprovechó que Luka quedó perfilado de espaldas.
   Mbappé, en la barriga de mamá cuando Deschamps levantó la Copa, fusiló. Como si dentro del área no valiese. Y Subasic volvió a convertirse en una estatua de mármol de Dubrovnik.
   La final había muerto. Pero los del Adriático son irreductibles. Mandzukic peleó un balón imposible,va en los genes e intuyó que Lloris recortaría hacia la ribera de su brazalete.Su preparador, otro arquero notable,quedó marcado por la intuición de Tamudo y el caño del Toro Aquino.
    Pero ya no había gasolina. Rakitic quiso morir luchando. Pero se desquició y movía con desesperación su flequillo para aquí y allá.  Y pudieron castigar una mano de Vida, el Puyol rubio.    

   Lloró El Principito. El alumno que aprendió a pensar en el colectivo sentado en el pupitre del Cholo. El que dejó con el vestido blanco y el ramo a su novia de Barcelona. Su planeta ya no es diminuto. Repele su gafe en finales. Once años después el balón brillante cambiará de manos.

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