martes, 14 de noviembre de 2017

Perder la cabeza

*Mi visión de la película ORO
Con la participación  de Raúl Arévalo, Bárbara Lennie, Óscar Jaenada,
José Coronado,Luis Callejo, Anna Castillo, J.J. Ballesta, Antonio Dechent, Juan Diego...

*Artículo publicado en El Progreso (14-11-2017)
Se tomaron la licencia de alterar mi peculiar sistema de puntuación. Se lo perdonamos!


  Díaz Yanes vuelve a sembrar tras ocho años de barbecho. Una película de aventuras. Se inspira en un relato inédito de Pérez Reverte sobre las expediciones de Lope de Aguirre y Nuñez de Balboa en busca de El Dorado. Director y escritor ya se habían dado la mano en Alatriste.

   En el XVI España, recién unificada, era la campeona del mundo.  Un Imperio donde el sol nunca se iba a la cama.  Pero Agustín, como buen historiador, supo admitir el borrón. Hacer un mea culpa en nuestro pasado.  América no fue descubierta, que ya existía, sino expoliada.

   En tiempos de Carlos V corrió la voz de que había en Las Indias una ciudad edificada en oro. Reluciente.Se convirtió en un anhelo,en una obsesión. Casi una ensoñación. Muchos vascos, extremeños y navarros se agarraron a esta descomunal  empresa para medrar rápido socialmente. Si no conseguían envejecer como hidalgos quizá podrían poner nombre a ríos y montañas.

   Quieren ser héroes y terminan villanos.Se comportan como seres salvajes.Pierden la mesura. Si algún día la tuvieron.Son gente brava que se agrupa por regiones.Solo aparcan sus propias rencillas cuando había que porfiar con los indios.Había jerarquías pero también motines e infortunios.La corona no paga a traidores.Saben que les persiguen los hombres de Medrano,otro grupete hispano, y no tienen tiempo que malgastar. Ni siquiera para enterrar a sus difuntos.  
   Quien cometía una acción insolente podría ser castigado al garrote, muerte poco decorosa con el cuello retorcido. Preferían morir con un puñal y a la cara.Con elegancia y transparencia. Se apuran a firmar testamento para repartir su porción de oro entre los que queden con vida.
   Había muchas formas de saltar al otro barrio. Los caimanes esperaban con el colmillo afilado en el río. Una mordedura de serpiente podía dejarles sin respiración para siempre. Las moscas transmitían enfermedades. Cuidado con las ciénagas de arenas movedizas. Alguno cayó por vómito negro. Extraña que no se mencione a ningún expedicionario con nociones de medicina.

   El Pater Vargas participa en la misión. Un dominico que pretende “evangelizar a los salvajes en manos del demonio”. Es uno más a la hora de tomar el arcabuz. Se le acusa de doble moral.  
   También explora la laberíntica selva una atractiva dama casada con un anciano. La obligaron a desposarse a los catorce años. Todos la desean. Más el alférez. Pero ella preferiría estar con un soldado del rey. Un hombre de poca condición pero que ha leído Tirante el Blanco, novela caballeresca de final del XV. Su doncella también tiene un amante que la visita cada noche. Los conquistadores quieren violar a las aborígenes. Pero la codicia es incluso más fuerte que la lujuria de los fornicadores. Ni muestran una gula desorbitada por los frescos manjares tropicales.

   Partieron cuarenta hombres en 1538. Un escribano real nos dejó constancia de todo.¿Cuánto  duraría la odisea?  Fueron 62 jornadas. Cuando Colón cortó el Atlántico tampoco lo sabía. 

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