martes, 9 de junio de 2015

Los sabores de Donna Leon

Ciclo Nexos en la Ciudad de la Cultura (6-6-2015)      
"O deleite da palabra. Larpeiradas dos literatos"

   Ayer cenó comida casera. Vieiras al horno y “pan auténtico con queso blandito”. De postre tarta de Santiago; pidió un trocito pequeño y no le hicieron caso. Hoy se dejó tentar por un trampantollo de la nueva cocina. El chef Alberto Lareo esculpió un huevo de azúcar y lo rellenó de flan. Era una comensal habitual en la mesa de Marcella Hazan.Es la carismática Donna Leon.

   “Quiero vivir en un sitio donde no sea famosa”; eligió Venecia, ciudad de 58.000 habitantes que recibe al año unos treinta millones. “El turismo la destruirá. Los que fotografían cualquier cosa me convierten en un animal agresivo. Me freno para no darles una patada en el trasero”. Ahora proliferan los restaurantes chinos y tiendas de máscaras.Sufre el mayor índice de cáncer de pulmón de Italia a causa de la contaminación de los trasatlánticos que vienen de crucero.

   “No vengo de una familia culinaria”.Un abuelo alemán, otro español y dos irlandesas; “allí sólo cocinan patata y nada más”. “Quiero mucho a mi madre pero es una de las peores cocineras del mundo”.Cocinaba todas las verduras igual; abría la lata, vertía su contenido en la cacerola, le echaba mantequilla y cocía media hora a fuego lento hasta que se transformaba en una masa gris. Eso sí, una diosa de los dulces. “Crecí a base de azúcar. Debería pesar doscientos kilos”.

   No vuelve a leer sus libros. Ni los conserva; prefiere regalarlos.“Cuando hablo de cocina no es gastroporno”. Sus manjares no suelen acompañarse de más de un adjetivo.Relaciona la comida con el amor.Cuando quieres a alguien le das de comer.Sentarse a comer evoca unidad familiar; ahí es donde los niños aprenden civilización: como agarrar el cuchillo, no hablar con la boca llena y escuchar a los adultos. Lo que no le gusta es quien presume de saber si un vino es de la cosecha de 2012 o 2013; “Esos superpoderes no aportan nada a la sociedad”.  Le hastían los aires de grandeza de la alta cocina pero “soy bastante mayor para andar juzgando a la gente”.

   Entre sus escritores preferidos salva a Dickens,Flaubert, Balzac,Jane Austen,Anthony Trollope o Edith Wharton.De Henry James su interés por la mente.En temas culinarios destaca a Margaret Fisher y a Bee Wilson, que escribió La importancia del tenedor y una obra sobre las abejas y su producción de miel. Henry Fielding narró una escena de seducción durante una comida en su Tom Jones. También tuvo palabras cariñosas hacia Ruth Rendell, dama de la novela negra que falleció hace apenas un mes.Leyó unas cinco veces su célebre Juicio en piedra que comienza con una frase lapidaria. “Eunice Parchman asesinó a la familia Coverdale porque no sabía leer ni escribir”. Diez años antes que Crónica de una muerte anunciada.  La británica creó al detective Wexford, filósofo y felizmente casado.  Con una vida ordenada como su Brunetti.

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