lunes, 13 de septiembre de 2021

Grecia insular

 

   Corfú es la patria de los feacios, último salto de Ulises antes de volver a casa.El campanario de Spyridon es el chupachups del templo ortodoxo. Caminando por la calle de las heladerías,con precios no exactamente iguales, llego al Listón, clásico escaparate de relación social. Definiría Faliraki como una piscina marina.Paraje ideal para nadar en aguas jónicas, comer pescado y reposar la digestión mirando la ostentosa Fortaleza Antigua veneciana. La sección erótica del Museo Asiático alcanza la zoofilia.

   Junto al Monasterio Vlacherna casi puedes hacer cosquillas en la barriga de los aviones que llegan.  Si tomas un bote tras una travesía de apenas 150metros accedes a la Isla Pontikonisi donde los cipreses son lanzas defensivas. Al anochecer en el puentecillo estrecho los enamorados comparten confidencias,  los pescadores prueban suerte y las motos se abren paso rompiendo el cosmos de sosiego. 

El Listón

Desde el Museo Asiático

El puerto


Monasterio Vlacherna


   Turística y hermosa es Rodas. La jefa del Dodecaneso y la cuarta isla más grande de toda Grecia.  Un gran bazar al aire libre, sobre todo si quieres comprar esponjas. Conserva los aires otomanos, a 18 km de la costa turca, y no solo por la Mezquita de Solimán. El Coloso fue abatido por un terremoto hacia el 225 a. C. Parece leyenda que los barcos entrasen al puerto de Rodas entre sus piernas.

   Miguel, mi casero, es un hippy alegre que tuvo una novia dominicana. Me insiste a que vaya a una playa nudista. Y repite cada poco “a tomar por culo”.

   En la Plaza Eleftherias, uno de los accesos esta la joya del medievo, los caricaturistas interpretan la realidad. En el callejero no faltan muchos pensadores helenos clásicos.  El Palacio del Gran Maestre era sede de los caballeros de la Orden de San Juan. Son icónicas sus escaleras sin barandilla.

   Hay que ascender al Monte Smith, topónimo que alude al almirante que vio llegar desde esa colina a la flota del emperador corso, para disfrutar de la Acrópolis.  Domina la meseta el Antiguo Estadio, con una extensión de 200 metros de largo. Completamente apto, aunque sean romanos, para rodar la carrera de cuádrigas de Ben Hur.

   Eolo se hace fuerte al oeste. En lo alto de la brújula acariciando el acuario y el casino está la pedregosa y encantadora Playa Elli. Un padre anima a su niña a tirarse del trampolín gigante. Ella cautelosa, primero recela, acaba confiando en su guía.  En el arenal de Zefiros, muy cerca del cementerio, la corriente parece suave pero una familia dice adiós a su flotador con forma de donut.



Iglesia de Agios Taxiarchis

Antiguo Estadio en la Acrópolis


   Tras una confortable travesía de más de 14 horas el ferry atraca en Candía, hoy Heraklion.  Su simbólica H es la misma que la cornamenta del Minotauro.

   El museo arqueológico recoge las maravillas minoicas del cercano Palacio de Cnosos.  Ya en el cole nos hablaron de La diosa de las serpientes, escultura para llamar a la fecundidad y Las damas en azul, fresco donde juego a buscar lo que está retratado de frente y de perfil. Allá por el 1900 Arthur Evans se dio un empacho de satisfacción.

   Siguiendo el itinerario cultural y dejando atrás la Iglesia de San Pedro Mártir hago parada en el Mu-seo Histórico.Dos cuadritos de El Greco y paneles sobre la estratégica Batalla de Creta en la II Guerra.

   En lo alto de la muralla la discreta tumba de Karantzakis, pluma que dio vida a Zorba el griego. “No confío en nada, no tengo miedo a nada, soy libre”. Debajo de esa fortificación veneciana una sucesión de recintos deportivos.

   El ayuntamiento tiene su sede en la Loggia, un edificio con cuatro siglos de vida. Lo más peculiar de la iglesia ortodoxa de Ágios Tito es que se conserva una valiosa reliquia, la cabeza del santo.  Merece su estatua Venizelos, luciendo el tradicional mostacho cretense, que fue primer ministro hasta siete veces en el primer tercio del XX.

 
Interior de la Catedral

Damas en Azul

Panorámica de la ciudad


   La Catedral de la Virgen María de Hania es manca. La Mezquita de los Jenífaros termina en un globo pastel. Uno de helio con cara de Minnie buscó aventura en solitario para desesperación de una niña en el bullicioso Paseo de Halidon. De camino al mercado cubierto está Skrydlof,universo de los artículos de cuero. Un forofo futbolero regenta una tienda museo que honra a los inesperados héroes del 2004.  Venden maíz asado y otro se gana la vida colocando de bufanda su inofensiva serpiente.

Catedral de Hania

Puerto y faro

  Las macetas de Rethymno dan una bienvenida jovial a cada hogar.El pueblo de las 3 torres. El minarete de la Mezquita Nerantze,el faro,ornamentado con relieves geométricos y una chimenea fabril.  En el XVI no todos los visitantes eran amables. Tras los ataques de Barbarroja se construyó una fortaleza defensiva de enormes dimensiones. La Fuente Rimóndi, con un trío de columnas corintias y otros tantos chorros con cabeza de león necesita ya una restauración.  El puerto conecta la zona histórica con el área recreativa de la extensa playa de arena. Dicotomía entre los globos del parapente, el amarillo con cara sonriente y el negro con gesto malote.  Tú eliges.


   Todo el mundo sabe que la más guapa es Santorini. Vivir en una sartén nos recuerda lo efímero de la belleza. Con su relieve de banana. De cuarto creciente si somos románticos. Fira está comunicado con el Puerto Viejo por teleférico pero de allí no zarpan los grandes botes. No sabes cuando acaba la capital y comienza Iverovigli.  Todo limpio y blanco salvo las boinas azules de las iglesias. Hago coincidir la puesta de sol con una parada en Skaros. Una maqueta del Cañón del Colorado. O una tarta de galleta y chocolate. Un hermoso contraste entre el vestido de la novia y el color tierra.  

   Como la costa occidental es muy escarpada los hoteles, cargados de estrellas, suelen disponer de piscinitas panonámicas. “Son bañeiras”, apunta un turista lusitano. Esas fotos ya están recibiendo decenas de likes en las redes sociales de los huéspedes.  El este, a la vista sin prismáticos, es más amasado y amable. Inicio una ruta de media montaña con capillitas blancas como metas volantes en las cotas. Siempre la bandera de las nueve franjas demostrando orgullo e identidad. Hasta aquí no llegan los quads.

   Un buen mirador de Oia son los vestigios de una fortaleza veneciana. Una niña da a probar unas uvas para que alguno compre el racimo entero. Las escaleras, luego habrá que subirlas, están salpicadas por heces de burro. En el angosto puerto de Ammoudi me veo obligado a cruzar entre las mesas, literalmente, de un restaurante paradisíaco. El premio final es mayor aún.  Bordeao el acantilado por un sendero para darte una idílica zambullida con vistas a Thirasia y a un pequeño peñón donde se esconde la capilla de San Nicolás.

   Mykonos es selecta, exclusiva y un nido de celebrities. Y, sobre todo, muy cara. Es viento y molinos enanos manchegos. Un recuerdo del pelícano Petros. Los gatos duermen plácidamente la siesta.  Conocido es su casco antiguo encalado con balcones de colores. Y la rivalidad con Ibiza por el liderazgo del turismo mediterráneo de sol y luna. La sección de alcohol del súper es desproporcionada; un musculitos entra con el torso desnudo sin que nadie se atreva a recriminarle nada. Pastan las cabras con las patas amarradas en el árido terruño abrasado por el sol. Parece difícil plantar un tomate.  El fondo marino de Paradise parece cohesionado por placas tectónicas. En la playa de Ornos un pez me limpia las impurezas. Gratis. Y sus pellizquitos no me relajan.




Ornos

1 comentario: