jueves, 16 de agosto de 2018

La Tacita de Plata



   Muchas palmeras. Casi como un paseo Pacífico por Los Ángeles. Las calles son finas como fideos y geométricas como un panal. La Ancha no lo es tanto. Once pasos. Sagasta es el cinturón que sujeta el plano. Tavira es una torre vigía. Un gigante, un faro tierra adentro. Cuenta la leyenda que un pirata se fue a las Indias en busca de fortuna; a su regreso, la esposa mandó construir una casa tan suntuosa que parecía un galeón.

   En el Ayuntamiento se ruega por no mirar a otro lado cuando lleguen refugiados. La Catedral tiene estilo ecléctico y la yema de un huevo friéndose al sol. Niños persiguen palomas que nunca alcanzan. En la Plaza de las Flores un títere toca el piano ante el asombro de los pequeños.
   En el Pópulo, barrio de Santa María y aledaños del mercado tienes tascas para saborear una tapita de pescaíto frito. Protegiendo los baluartes del oeste sillares como terrones de azúcar.

   La raya de salida del Mercadillo Piojito se pinta en la Avenida de la Bahía tras el Puente de la Constitución. Para refrescarse, higos chumbos u olivas al peso.

   El Teatro Falla, edificio neomudéjar de ladrillo con más de una centuria de vida. Sede de los carnavales donde se escuchan las chirigotas más satíricas.

   Cabalga gallardo Simón Bolívar como si fuese a conquistar el Castillo de Santa Catalina. En el Parque Genovés, bautizado por un alcalde y no por un italiano,tiene araucarias y un drago centenario.Junto a la Gruta de la Cascada puedes dar una cabezadita.El sueño de una noche estival. Oberón manda sobre las hadas del bosque y Lisandro es un romántico melindroso.
   Diez grados menos que en Sevilla son bien recibidos en plena ola de calor. Los bajos del antiguo balneario de la Caleta permiten dormir una siesta a la sombra aunque olvidaras la sombrilla. Las abuelas prohíben que los niños jueguen al balón. Algún incidente en el pasado hubo. Ellas apuestan al parchís.Otras señoras con las sillas colocadas en forma de anfiteatro pugnan por un bingo. Las más activas escuchan música oriental y mejoran su musculatura con el taichí. El tranquilo arenal inspiró a Isaac Albéniz o Jose María Pemán.Enarboló aquí su espada Alatriste. Duelo naval de unicornios.Modas pasajeras.Atravesando La Puerta de Tierra y abrazada por el espigón tenemos la Playa de Santa María del Mar,cuatrocientos metros de esparcimiento.




*Breve pincelada histórica de la ciudad
   La vejez es sabiduría.  En la época fenicia fue Gadir. Fundada tras la Guerra de Troya por esos navegantes que se llamaban a sí mismos cananeos.Siempre elegían pueblos que les recordaran a Tiro,en un islote,promontorio costero o arrecife junto a un curso de agua.Como prueba de su visita se conserva un esqueleto de un humano que, al fracturarse el fémur izquierdo, falleció asfixiado en el incendio del 600 a.C y otro de un felino. Difundieron el alfabeto, sin vocales y escrito de derecha a izquierda, por occidente. Fueron grandes productores de cerámica.Venían en busca de metales preciosos pero también se interesaron por el aceite, vino y cereales. Cádiz pronto lideró el“Círculo del Estrecho”por delante de otros asentamientos norteafricanos como Lixus, Tamuda o Mogador. Melqart era el Dios protector de la ciudad. Las casas que construían eran adosadas y de planta rectangular. Pavimentaban sobre la basura que tiraban a la calle para que no desprendiese malos olores.

   La ciudad trimilenaria se vistió luego de cartaginesa, romana y musulmana, antes de ser reconquistada por Alfonso X en 1262. En este paréntesis de la Vía Augusta se monopolizó el comercio de ultramar en el XVIII.

   El asedio napoleónico, dieciocho meses, coincidió con una epidemia de fiebre amarilla entre el pueblo gaditano.  Para defender la ciudad con uñas y dientes fueron vitales los apoyos de los ingleses y de las tropas de José María de la Cueva y de la Cerva, Duque de Alburquerque.

   El primer presidente de las Cortes de Cádiz fue el compostelano Benito Hermida Maldonado. Fue en el Oratorio de San Felipe Neri, con techumbre ovalada en azul pastel, donde se proclamó La Pepa, constitución liberal, en 1812.

   Gozó Gades de uno de los torneos más prestigiosos del verano. Para los que no aguantamos dos meses sin partidos oficiales. El trofeo pesa un quintal. Allí brilló El Mágico,cabellera al viento y tobillo de goma.Se le perdonó que se perdiera entre las sábanas.Llegara tarde o no viniese.

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