martes, 9 de diciembre de 2014

Nubarrones en la Costa Azul

*Crítica de Magia a la luz de la luna de Woody Allen

   “La vida es desagradable, brutal y corta” dijo el filósofo. En este caso El Leviatán de Hobbes. Es posible que el esplendor de Woody Allen no vuelva nunca. Un genio que trabaja para no desesperarse en la estéril pugna frente al paso del tiempo.  ”Nacemos, no cometemos ningún crimen y estamos condenados a muerte”. El último trabajo del casi octogenario llegó a nuestras salas de forma sorpresiva. Sin pirotecnia en la promoción.  Un nuevo retrato de la acomodada gente bien. Cócteles de guante blanco. Los diálogos del neoyorkino nunca decepcionan.

   Película ágil y divertida pero caduca. Metraje adecuado y previsible desenlace.Con la tendencia manida en el doblaje de situar a los franceses, otrora los rusos, a las puertas del logopeda a diferencia de americanos o británicos. Ambientada en la Francia de los felices veinte. Humo de tabaco en los cabarets. La trama es sencilla. No hay lugar para cábalas ni historias paralelas.  Un mago de prestigio tiene el cometido de desacreditar a una espiritualista. Caza a la bruja.

   El ilusionista, interpretado por Colin Firth, es un londinense quejica, pesimista y misántropo. “Agradable como una epidemia de tifus”. Un nuevo cerebritos gruñón para la colección. Con aroma a Sheldon de Big Bang Theory. Descreído de la religión y lo sobrenatural.  Nietzsche ha despechado a Dios de una forma contundente”.  Recurre al whisky cada vez que está abatido.


 
  Quizá el amor le ablande. No precisamente por su esposa, con la que no viajó a ver las tortugas gigantes de las Galápagos.  La atrae la telépata de Michigan. Ella, acusada de embaucadora y falaz, “tiene unos rasgos agradables”. Piel merengue, iris esmeralda y cabellos cobrizos.   
 
 
  El prometido de la médium es un joven pusilánime que le canta serenatas con ukelele. Un pijo con jersey de pico. Como aquel novio repipi de la señora Lisa Simpson. Almibarado como los músicos de Algo pasa con Mary. Pero en el pack viene un porvenir de lujo y viajes en yate. 

   Sin rendija para soñar.Pero en un año me esperanzaré con la última del mujeriego de gafotas.

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